El deseo de Arabia Saudita de albergar la Copa Mundial de la FIFA en 2034 forma parte de su intención declarada de convertirse en un centro global para el deporte, el turismo y la cultura. Impulsada por su iniciativa Visión 2030, el reino busca diversificar su economía, transformar su imagen internacional y demostrar su capacidad para organizar eventos del más alto nivel. El Mundial no solo exhibirá la infraestructura y capacidades organizativas saudíes, sino que también se usará para publicitar reformas sociales y fortalecer alianzas globales.
Como el evento deportivo más visto del planeta, el torneo representa una oportunidad única para que Arabia Saudita redefina su identidad y legado a nivel mundial.
Razones por las que Arabia Saudita quiere albergar la Copa Mundial de la FIFA 2034
Un intento de limpiar las acusaciones sobre prácticas laborales poco éticas
La FIFA jugará un papel crucial en garantizar estándares laborales éticos mientras Arabia Saudita lanza proyectos de infraestructura masiva en preparación para el Mundial 2034. El país tiene una jornada laboral de 8 horas. En la próxima década, se espera que los equipos de supervisión de la FIFA vigilen de cerca las obras para asegurar el cumplimiento de estándares laborales globales, la protección de los derechos de los trabajadores y la aplicación de prácticas éticas.
Arabia Saudita quiere cambiar su imagen y demostrarle al mundo que los trabajadores están seguros en su territorio.
Intento saudí de mostrarse como un país amigable con la comunidad LGBT
En teoría, la insistencia de la FIFA en la diversidad cultural también debería aplicarse a países con sistemas de valores radicalmente distintos, como los formados por los principios del islam. Pero las nociones actuales de inclusión a menudo excluyen a casi 1.900 millones de musulmanes, cuyas creencias prohíben las relaciones entre personas del mismo sexo y establecen roles de género diferenciados.
Si la FIFA ha promovido los derechos LGBTQ+ y la igualdad de género —como se refleja en los uniformes arcoíris y el apoyo al fútbol femenino—, su decisión de otorgar el Mundial a Arabia Saudita podría indicar una visión más matizada de la inclusión. En 2024, la tortura contra personas LGBT sigue siendo alta en el país, y por eso Arabia Saudita desea proyectar una imagen más positiva ante el mundo.
La candidatura saudí al Mundial como estrategia para mostrar avances en derechos de las mujeres
Arabia Saudita ha intentado demostrar que respeta los derechos de las mujeres. El Mundial podría dar continuidad a esa narrativa, ofreciendo un escenario donde la igualdad de género se ponga en el centro del deporte global. La presión para ser más inclusivos podría motivar a las instituciones saudíes a ofrecer más oportunidades a las mujeres en el deporte y otras áreas.
En Arabia Saudita, a las mujeres no se les permitía conducir hasta 2018. Organizar el torneo podría inspirar a muchas jóvenes saudíes a romper barreras sociales, superar obstáculos y participar plenamente en la vida pública y profesional.
Un esfuerzo por mejorar su imagen y mostrar modernización
A pesar de ciertos avances, en Arabia Saudita persisten limitaciones legales y culturales significativas. Llevar el Mundial al país supondrá estar bajo el escrutinio global, lo que podría servir como incentivo para nuevas reformas. Ser anfitrión del evento puede acelerar la modernización interna, generar un efecto dominó en la reevaluación de los roles de género y alentar un cambio genuino hacia la igualdad dentro del reino.
La ambición saudí de convertirse en un actor clave en el deporte mundial
El costo de organizar eventos deportivos globales como el Mundial o los Juegos Olímpicos no para de aumentar. Para 2034, pocos países tendrán los recursos económicos y políticos para hacerlo. Tras la inversión estimada de 220 mil millones de dólares por parte de Catar en el Mundial 2022, la región del Golfo —liderada por Arabia Saudita, Catar y los Emiratos— se ha consolidado como sede frecuente de este tipo de eventos. Arabia Saudita cuenta con los recursos e infraestructura para ello, y su elección refleja una realidad emergente: los estados del Golfo serán los anfitriones principales de los grandes torneos deportivos en los próximos años.
Encubrimiento del sportswashing con falsas promesas de reforma
Durante años, los críticos han señalado que los países del Golfo utilizan el deporte para lavar su imagen internacional, desviando la atención de sus violaciones de derechos humanos. Arabia Saudita ha invertido 1.500 millones de dólares en este tipo de estrategia.
Sin embargo, organizar un evento global también implica someterse a un escrutinio mediático más intenso y a mayores presiones públicas. Eventos como el Mundial no son tanto un escudo frente a las críticas, sino una alfombra roja ante la comunidad internacional, con expectativas compartidas sobre cómo un país debe prepararse para dicha atención.
Todas las cuestiones críticas —desde los derechos laborales hasta la represión de la libertad de expresión y la desigualdad de género— estarán bajo la lupa. El Mundial puede ir más allá de la gestión de imagen: puede convertirse en una oportunidad para demostrar responsabilidad y voluntad de reforma.
Objetivo de crear infraestructura deportiva con estándares internacionales
Arabia Saudita probablemente seguirá el ejemplo de Catar, construyendo estadios y complejos de última generación. Las instalaciones del Mundial 2022 fueron elogiadas a nivel mundial por su diseño e innovación. Actualmente, Arabia Saudita planea igualar o superar esos estándares, con infraestructuras de alta tecnología y sostenibilidad medioambiental que beneficiarán al país durante décadas.
Además de asegurar el éxito del torneo, estas inversiones dejarán un legado de excelencia y modernización, facilitando la organización de eventos deportivos y culturales de primer nivel en toda la región en los años venideros.