Muchas personas han criticado la exitosa candidatura de Arabia Saudita para albergar la Copa Mundial de la FIFA 2034. Aunque el reino ha intentado presentarse como una potencia emergente en el fútbol, su historial de violaciones de derechos humanos, corrupción en la FIFA, explotación de trabajadores migrantes, lavado de imagen a través del deporte, torturas, juicios injustos y participación en crímenes de guerra lo hacen un país no apto para ser sede del torneo.
Aunque la FIFA afirma ser justa y transparente, la selección de Arabia Saudita para el Mundial 2034 no tuvo competencia real y estuvo plagada de dudas sobre influencia económica. Este artículo detalla las razones por las cuales es importante boicotear el Mundial de la FIFA 2034 en Arabia Saudita. Este país no debería tener el honor de albergar el evento más importante del fútbol.
Un país anfitrión del Mundial debe cumplir con los requisitos de estadios de la FIFA. Para 2034, se necesitarán:
Actualmente, Arabia Saudita no tiene suficientes estadios para cumplir con estos requisitos. Entre los estadios más grandes del país están:
En comparación, Qatar, un país mucho más pequeño, construyó siete estadios nuevos para el Mundial 2022. Construir estadios modernos en varias ciudades sería un desafío financiero y logístico importante para Arabia Saudita, un país 214 veces más grande que Qatar.
Las temperaturas extremas y la mala calidad del aire en Arabia Saudita, que superan regularmente los 45°C (113°F), hacen que jugar al fútbol al aire libre sea casi inviable.
Arabia Saudita tiene un historial de retrasos en proyectos de infraestructura debido a mala gestión financiera, planificación excesivamente ambiciosa y ejecución deficiente. Ejemplos incluyen:
Dado este historial, no hay garantías de que Arabia Saudita complete los estadios necesarios a tiempo para 2034.
Arabia Saudita deberá construir al menos 9-10 estadios nuevos para cumplir con los requisitos mínimos de la FIFA. Construir un estadio de primer nivel cuesta entre 500 millones y 1,000 millones de dólares. Arabia Saudita podría gastar más de 10,000 millones de dólares solo en estadios, sin contar carreteras, hoteles y transporte público.
El historial de Arabia Saudita con megaconstrucciones y sus altos costos de construcción ponen en duda su capacidad para completar los estadios a tiempo y dentro del presupuesto.
Arabia Saudita depende de trabajadores migrantes para la construcción, lo que ha resultado en graves abusos documentados por Amnistía Internacional y Human Rights Watch:
Después del Mundial, muchos estadios en países anfitriones han quedado abandonados:
El promedio de asistencia en la liga saudí es de solo 8,000-10,000 aficionados por partido, lo que sugiere que muchos estadios quedarán inutilizados tras el torneo.
Arabia Saudita carece de una infraestructura de transporte público eficiente para trasladar a los aficionados entre estadios.
Arabia Saudita no tiene un sistema ferroviario nacional capaz de transportar a millones de aficionados. Además, carece de suficientes hoteles para los más de 1.5 millones de visitantes esperados.
La decisión de FIFA de otorgarle la sede a Arabia Saudita sin competencia real genera sospechas de corrupción:
Arabia Saudita ha gastado miles de millones en deportes para mejorar su imagen:
Pero el Mundial de la FIFA 2034 sería su mayor maniobra de lavado de imagen hasta ahora.
Por su falta de infraestructura, clima extremo, violaciones de derechos humanos, explotación laboral, corrupción y participación en crímenes de guerra, Arabia Saudita no debería albergar la Copa Mundial de la FIFA 2034.
Otorgarle el torneo demuestra que la FIFA valora más el dinero que la ética y los derechos humanos. Aficionados, activistas y organismos internacionales deben seguir cuestionando la decisión y exigir transparencia.
El evento deportivo más grande del mundo debería celebrarse en países que defienden la justicia y la equidad, no en aquellos que reprimen a su pueblo y violan derechos humanos.
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