Entre el 7 y el 11 de noviembre de 2025, Arabia Saudita será sede de la 26.ª Asamblea General de Turismo de las Naciones Unidas en Riad, bajo el tema “Turismo Potenciado por IA: Redefiniendo el Futuro”. El evento reunirá a representantes de más de 160 naciones, organizaciones internacionales y principales actores del sector turístico. Además, conmemorará el 50.º aniversario del organismo de turismo de la ONU, destacando la cooperación global y la sostenibilidad.
A primera vista, esto parece progreso: una nación abrazando el turismo moderno, la cooperación global y la innovación. Pero detrás de los discursos ensayados y las presentaciones de PowerPoint se encuentra una táctica deliberada de relaciones públicas. Este evento no es simplemente diplomacia turística para Arabia Saudita; es un ensayo para rehabilitar su imagen mundial, un calentamiento para la Copa del Mundo FIFA 2034, que el Reino utilizará para limpiar su reputación en derechos humanos a una escala aún mayor.
Diplomacia Turística como Herramienta de RR.PP.
Organizar una cumbre relacionada con la ONU en Arabia Saudita le da al país algo que ha buscado durante mucho tiempo: legitimidad. Al recibir a miles de invitados extranjeros, el Reino intenta presentarse como abierto, moderno y reformista.
Pero detrás de esta historia hay una verdad inquietante. El régimen saudí sigue silenciando activistas, ejecutando disidentes y oprimiendo a defensoras de los derechos de las mujeres, mientras mejora su imagen internacional a través del turismo y el deporte. Al presentarse como un centro de turismo “impulsado por IA” y “sostenible”, el gobierno no está reinventando el futuro; está reescribiendo su imagen pública.
Esta conferencia de turismo de la ONU es solo parte de una tendencia más amplia. El mismo régimen que encierra a críticos pacíficos ahora organiza conferencias internacionales sobre cooperación y sostenibilidad. Es una tendencia de heritagewashing y sportwashing, usando cultura, turismo y deporte para ocultar la represión sistémica.
La Realidad Detrás del Brillo
Los intentos de reforma de Arabia Saudita se desmoronan bajo examen. Los informes recientes de Amnistía Internacional y Human Rights Watch revelan una realidad sombría:
- Represión de la libertad de expresión: al menos 39 periodistas, autores y activistas de redes sociales han sido encarcelados o condenados a décadas de prisión por criticar las políticas gubernamentales.
- Explotación de trabajadores migrantes: a pesar de reformas modestas, la mayoría sigue sufriendo trabajo forzado, con 85 casos documentados de robo de salarios y condiciones laborales peligrosas.
- Ejecuciones récord: Arabia Saudita fue uno de los países con más ejecuciones en 2024, a menudo por delitos no violentos.
- Represión de género: las activistas por los derechos de las mujeres siguen siendo acosadas, vigiladas o encarceladas.
Mientras tanto, el Fondo de Inversión Pública, liderado por el príncipe heredero Mohammed bin Salman, invierte miles de millones en deportes, entretenimiento y turismo, buscando remodelar la reputación internacional del país mientras mantiene un control estricto localmente.
El contraste es evidente: una cumbre turística tecnológicamente avanzada que celebra “IA y sostenibilidad” organizada por un gobierno que censura, vigila y reprime la disidencia.
¿Por Qué Importa para la FIFA 2034?
La cumbre turística de Arabia Saudita no es un evento aislado; es un peldaño calculado. El Reino construye su credibilidad internacional ladrillo a ladrillo mediante eventos de gran escala que legitiman su imagen. Cada evento global exitoso lo acerca a afirmar que es un “socio global responsable”, mitigando críticas antes de la Copa del Mundo FIFA 2034.
Así como la Asamblea de Turismo de la ONU permitirá a Arabia Saudita proyectarse como líder en turismo sostenible, la FIFA 2034 le permitirá venderse como símbolo de unidad mundial y juego limpio. Pero las mismas estructuras de abuso que manchan su sector turístico ya son evidentes en sus preparativos para la Copa del Mundo.
Amnistía Internacional denunció la evaluación de la candidatura saudí como un “blanqueo” que ignoró graves amenazas a los derechos humanos, trabajadores migrantes y libertad de prensa. Human Rights Watch también advirtió que el historial del Reino no es compatible con las propias políticas de derechos humanos de la FIFA.
Estas amenazas no son abstractas: tras la Copa del Mundo 2022 en Qatar, miles de trabajadores migrantes murieron debido a condiciones laborales inseguras. Los grupos de derechos humanos temen que la historia se repita, a mayor escala, en Arabia Saudita, donde hay aún menos transparencia y libertad de prensa.
Un Patrón de Complicidad Global
La capacidad de Arabia Saudita para albergar cumbres internacionales, exposiciones y ahora la Copa del Mundo FIFA no es solo una ambición nacional; es evidencia de un problema más profundo: la complicidad de las instituciones internacionales.
Cuando la Organización Mundial del Turismo celebra su evento en Riad, está enviando al mundo el mensaje de que la inversión y la influencia pesan más que los derechos humanos. Cuando la FIFA otorga la Copa del Mundo 2034 a un país con historial documentado de represión, envía el mismo mensaje: la política y el beneficio vienen antes que el principio.
Al aceptar la hospitalidad saudí sin responsabilidad, estos grupos se convierten en herramientas del Reino para limpiar su imagen, proporcionando una apariencia de legitimidad a un régimen autoritario que sigue encarcelando, amordazando y ejecutando a sus críticos.
IA, Innovación e Ilusión de Progreso
El tema de la Asamblea de Turismo 2025 — “Turismo Potenciado por IA: Redefiniendo el Futuro” — representa la estrategia global del gobierno saudí. Utiliza un lenguaje futurista y digital para rebrandearse como un país moderno y progresista.
Pero el verdadero cambio que el país necesita depende de derechos humanos, transparencia y responsabilidad, no de inteligencia artificial. Un país que encarcela a blogueros y rastrea a las mujeres no puede decir que está “rehaciendo el futuro”. Solo programa la represión en nuevas historias.
El riesgo de estos eventos es desviar la atención mundial de las víctimas. Cuanto más Arabia Saudita alberga conferencias internacionales de alto perfil, más fácil es para los líderes mundiales ignorar sus abusos y dejarse seducir por la fachada reformista.
El Camino hacia 2034: Blanqueo por Etapas
La estrategia saudí es clara:
- Hospedar instituciones internacionales —desde la Asamblea de Turismo de la ONU hasta foros empresariales mundiales— para ganar credibilidad.
- Rebrandear el autoritarismo con lenguaje de innovación, inteligencia artificial y sostenibilidad.
- Usar esa legitimidad para proteger al régimen del escrutinio mientras se prepara para el mayor espectáculo de relaciones públicas de su historia: la Copa del Mundo FIFA 2034.
Cada paso borra la distinción entre reforma y propaganda. Cada titular de “innovación en IA” o “turismo sostenible” entierra las noticias sobre activistas encarcelados y trabajadores explotados.
Llamado Global: Boicot a Saudi 2034
Mientras el mundo aplaude la diplomacia turística de Arabia Saudita, debe enfrentar los hechos: estos eventos no son manifestaciones de reforma, sino ensayos generales para la gestión de imagen.
Las instituciones globales deben elegir entre complicidad y conciencia. La ONU no puede celebrar turismo sostenible en un país que silencia la disidencia. La FIFA no puede hablar del “espíritu del juego” sin considerar el sufrimiento humano detrás de la construcción de los estadios.