El sistema legal saudí, basado en una interpretación estricta de la ley Sharia, criminaliza toda actividad sexual fuera del matrimonio heterosexual, incluyendo relaciones consensuadas entre personas del mismo sexo. Tanto hombres como mujeres pueden enfrentar castigos severos, desde 100 azotes para solteros hasta la pena de muerte para casados. La ausencia de leyes penales codificadas y la dependencia de fatwas religiosas fomentan sanciones arbitrarias y severas. Los actos homosexuales se clasifican como “corrupción en la Tierra”, permitiendo la pena de muerte.
Ausencia de protecciones y acoso comprobado
No existen leyes antidiscriminatorias que protejan a las personas LGBTQ+ en el trabajo, vivienda o servicios públicos. La violencia social, el acoso y el ciberacoso son frecuentes y a menudo quedan impunes. El Comité para la Promoción de la Virtud y Prevención del Vicio (CPVPV) reprime comportamientos considerados contrarios a los principios islámicos, incluyendo el travestismo y la expresión pública de identidad de género. Los exámenes anales forzados, ampliamente condenados como tortura, se utilizan a veces para “detectar” la homosexualidad.
Amenazas para participantes y asistentes LGBTQ+ en el Mundial 2034
El Mundial FIFA 2034 en Arabia Saudita representa riesgos directos para las comunidades LGBTQ+. Las autoridades saudíes no han ofrecido garantías claras sobre la seguridad de aficionados, jugadores y oficiales LGBTQ+. Las manifestaciones públicas de orgullo LGBTQ+, como banderas arcoíris o muestras de afecto entre personas del mismo sexo, podrían provocar arrestos o prisión. Asociaciones como la Peter Tatchell Foundation han pedido a la FIFA garantías explícitas o reconsiderar la elección de Arabia Saudita como país anfitrión.
El fracaso de la FIFA en cumplir compromisos de derechos humanos
La política de derechos humanos de la FIFA enfatiza la no discriminación y el respeto a la diversidad, pero otorgar la Copa del Mundo a Arabia Saudita contradice estos principios. ONG como Amnistía Internacional y Human Rights Watch denuncian la represión sistemática y califican la decisión como una “traición a los derechos humanos”. La falta de mecanismos de supervisión indica un desprecio por los riesgos humanos asociados al evento.
Patrones históricos de represión y respuesta internacional
La legislación anti-LGBTQ+ se aplica de manera estricta. Personas sospechosas de violar estas leyes han sido detenidas, sometidas a exámenes médicos forzados y otros abusos. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha recomendado reformas, pero pocos cambios se han implementado.
Sportswashing y violaciones de derechos LGBTQ+
La organización del Mundial 2034 por Arabia Saudita ha sido criticada como un caso de “sportswashing”, utilizando eventos deportivos de alto perfil para mejorar su imagen internacional mientras se ocultan abusos persistentes. Las inversiones en fútbol, Fórmula 1 y otros deportes son vistas como una estrategia para encubrir violaciones de derechos humanos.
Llamados globales al boicot y la rendición de cuentas
Redes LGBTQ+ y ONG han lanzado campañas para boicotear el Mundial 2034, destacando los peligros para los participantes. Peter Tatchell exigió garantías claras sobre seguridad, libertad de expresión, hospedaje inclusivo y protección legal. Amnistía Internacional y Human Rights Watch denunciaron las severas sanciones, incluida la pena de muerte, que persisten a pesar de las garantías superficiales.
La inadecuación de Arabia Saudita como país anfitrión
La discriminación legal, social e institucional contra personas LGBTQ+ hace que Arabia Saudita sea un país inadecuado para albergar el Mundial 2034. Sin reformas y protecciones efectivas, la FIFA compromete sus valores de inclusión e igualdad.