La adjudicación de la Copa del Mundo 2034 a Arabia Saudita es una de las decisiones más controvertidas en la historia del torneo. Se ha criticado por falta de transparencia, equidad y respeto a los derechos humanos.
Reglas de candidatura manipuladas y cronograma acelerado
La FIFA limitó los países elegibles a Asia y Oceanía, favoreciendo implícitamente a Arabia Saudita. Además, combinó la votación de los Mundiales 2030 y 2034, dificultando la oposición. El calendario se redujo varias veces, dejando poco tiempo a otros candidatos, asegurando que Arabia Saudita fuera el único país viable.
Liderazgo de la FIFA e influencia política
Según investigaciones, el presidente Gianni Infantino desempeñó un papel clave en favorecer a Arabia Saudita, explorando alianzas con otros países. Se le acusa de violar normas internas y socavar la transparencia y la equidad, afectando la credibilidad de la FIFA.
Violaciones de derechos humanos ignoradas
A pesar de abusos graves, incluyendo explotación laboral y represión política, la candidatura saudí obtuvo altas calificaciones. La FIFA ha sido acusada de respaldar implícitamente estas violaciones.
Explotación laboral en megaproyectos
Los proyectos de construcción para 2034 involucran a trabajadores migrantes expuestos a largas jornadas, calor extremo, condiciones peligrosas y restricciones de libertad. El sistema de patrocinio «kafala» aumenta su vulnerabilidad. La ITUC-África denunció estas condiciones como de las más brutales del mundo, solicitando protección internacional.
Problemas ambientales y éticos
La construcción de aproximadamente 15 estadios e infraestructuras generará un gran impacto ambiental, con altas emisiones de carbono y consumo energético. El uso intensivo de combustibles fósiles y la desalación de agua aumentan estos impactos.
Reacciones globales y llamados a boicot
Organizaciones de derechos humanos y deportivas piden boicotear o reevaluar la decisión, denunciando la legitimación de la represión y explotación, dañando la integridad del deporte.
Motivaciones políticas y financieras
La candidatura saudí es vista como un ejemplo de «sportswashing», utilizando el fútbol para mejorar su imagen global, influyendo en las decisiones de la FIFA y en todo el ecosistema futbolístico.
Una advertencia
El proceso de 2034 muestra cómo el poder financiero y político puede socavar la transparencia, los derechos humanos y la equidad deportiva. La elección de Arabia Saudita evidencia un sistema corrupto que margina la competencia y utiliza el deporte para fines geopolíticos.