Arabia Saudita aplica algunas de las leyes más severas del mundo contra las personas LGBTQ+, basadas en una estricta interpretación de la sharía. Las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo están criminalizadas y pueden castigarse con pena de muerte, prisión, latigazos, multas o deportación de extranjeros. El código legal no está codificado y se basa en enseñanzas wahabitas que consideran la homosexualidad inmoral e indecente.
Las personas transgénero y quienes desafían las normas de género también son criminalizadas, con sanciones por travestismo o incumplimiento de códigos de vestimenta estrictos. Los arrestos y detenciones a menudo implican maltrato como golpizas y tortura. A pesar de algunos ajustes sociales limitados, no hay cambios oficiales en la protección de los derechos LGBTQ+, haciendo del país uno de los más hostiles para las minorías sexuales.
Ausencia de protecciones y discriminación generalizada
Arabia Saudita no ofrece ninguna protección legal contra la discriminación en empleo, salud, educación o servicios públicos. La sharía criminaliza la actividad sexual entre personas del mismo sexo y la disidencia de género, con penas que incluyen la muerte, la prisión y la flagelación, sin garantías frente a la discriminación basada en orientación sexual o identidad de género.
Human Rights Watch demostró en su Informe Mundial 2025 que las autoridades continúan reprimiendo los derechos LGBTQ+ al prohibir la discusión pública sobre género y sexualidad, en línea y fuera de línea. La ONU ha instado repetidamente a Arabia Saudita a reformar sus leyes, pero estas recomendaciones siguen sin cumplirse.
Crímenes de odio y violencia impunes
Los crímenes contra personas LGBTQ+ permanecen sin castigo. La violencia comunitaria, incluidos los llamados «crímenes de honor», continúa en un contexto de estigmatización social y religiosa. Las detenciones a menudo incluyen malos tratos, y el Comité para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio (mutawa) tiene autoridad para intervenir arbitrariamente. Instituciones y empleadores pueden discriminar sin consecuencias, aumentando la vulnerabilidad y el rechazo social.
Riesgos para asistentes y participantes de la FIFA 2034
El silencio sobre las leyes anti-LGBT crea riesgos reales para fans, jugadores y oficiales LGBTQ+. Los documentos saudíes no garantizan protección ni seguridad, y la criminalización de personas LGBTQ+ hace que cualquier muestra pública de apoyo, como llevar símbolos del arcoíris, sea peligrosa.
Política de FIFA y contradicciones
FIFA mantiene una política de derechos humanos, pero otorgar el Mundial 2034 a Arabia Saudita contradice estos compromisos. Organizaciones como Amnistía Internacional critican a FIFA por no exigir reformas vinculantes.
Precedentes y promesas parciales
Arabia Saudita ha introducido algunos cambios sociales limitados, como flexibilizar la aplicación del hijab y permitir eventos públicos. Sin embargo, estas medidas no han producido reformas legales significativas para los derechos LGBTQ+.
Defensa global y movimientos de boicot
Activistas LGBTQ+ y organizaciones de derechos humanos han pedido boicotear la FIFA 2034 si Arabia Saudita no garantiza la seguridad y participación inclusiva de todos.
Implicaciones éticas para el deporte mundial
El silencio sobre las leyes anti-LGBT plantea dilemas éticos en la gobernanza del deporte mundial, cuestionando la responsabilidad de FIFA hacia las comunidades vulnerables y los valores de diversidad.
Entorno legal hostil
El entorno legal hostil y la inacción de FIFA ponen la Copa del Mundo 2034 en conflicto con los derechos humanos fundamentales, reforzando los llamados al boicot y la necesidad de protecciones claras para las comunidades LGBTQ+.