En los últimos años, la FIFA ha estado al frente de la acción climática y la sostenibilidad, promoviendo el fútbol como una fuerza positiva en todo el mundo. Pero cuando Arabia Saudita obtuvo los derechos para albergar la Copa Mundial de la FIFA 2034, surgieron preguntas legítimas: ¿puede un país con escasa transparencia ambiental, débil periodismo ecológico y una rendición de cuentas cuestionable organizar la primera Copa Mundial “verde” del mundo?
Aunque la Visión 2030 de Arabia Saudita es ambiciosa en sus objetivos ecológicos, un análisis más detenido revela problemas preocupantes en su plataforma. Un panorama mediático fragmentado, periodistas ambientales poco capacitados y una mínima supervisión institucional generan dudas sobre si Arabia Saudita está —o siquiera desea— producir la competencia abierta y ecológica que la FIFA promete al mundo. Para quienes están comprometidos con los derechos humanos y la justicia climática, boicotear Arabia Saudita 2034 no solo es ético, es imperativo.
Las promesas ecológicas de Visión 2030 vs. la realidad del periodismo ambiental
La Visión 2030 de Arabia Saudita promete convertir al Reino en un líder mundial en energía renovable, conservación y desarrollo sostenible. Pero como señalan varios analistas, el ecosistema mediático del país —el principal vigilante de cualquier esfuerzo sostenible— está subdesarrollado, desequilibrado y con escasos recursos financieros.
Talal Al-Shathry, especialista en periodismo ambiental de la Universidad Rey Saud, señala uno de los mayores problemas: la prisa sobre el contenido. Aunque algunos medios saudíes han mejorado en precisión científica, la mayoría prioriza la rapidez en lugar de un análisis profundo y responsable. Esto deriva en coberturas superficiales, sensacionalistas y fragmentadas de temas ambientales fundamentales.
Sin una cobertura ambiental adecuada y de calidad, ¿cómo garantizará Arabia Saudita al mundo que reducirá la gigantesca huella ambiental de organizar un torneo global con 48 equipos? La transparencia es la base de la sostenibilidad, y actualmente está en un nivel lamentablemente deficiente.
Colaboración débil y mala formación: una combinación peligrosa
Informar sobre medio ambiente no se trata solo de hablar de aire y árboles: es una disciplina que impulsa a gobiernos y empresas a actuar frente al cambio climático, la contaminación, los residuos y el agua. Los periodistas saudíes enfrentan un acceso limitado a datos confiables, escasez de fuentes especializadas y poca cobertura editorial.
Sattam Fahad Al-Mojil, profesor asociado de ingeniería ambiental, añade que la mayoría de los reporteros no están capacitados para manejar información científica de alto nivel. La falta de apoyo institucional deja a los periodistas aislados de expertos e investigadores. Al-Mojil también señala que la presión del ciclo de noticias y la falta de comunicación institucional impiden una cobertura sólida y exhaustiva.
Esto es relevante en el contexto de la Copa Mundial. Desde las emisiones de carbono por viajes internacionales hasta el consumo de agua en parques e infraestructuras, los residuos de los estadios y la construcción, los impactos ambientales son colosales. Sin una prensa ambiental profesionalizada, ¿quién exigirá a Arabia Saudita cumplir con su discurso sobre sostenibilidad e innovación ecológica?
Una Copa Mundial verde requiere rendición de cuentas — Arabia Saudita falla
Farah Al-Gharib, emprendedora y fundadora de Precision & Choice Environmental Solutions, valora los recientes esfuerzos del país por fomentar el eco-periodismo. Sin embargo, señala que son reacciones tardías y no medidas preventivas, y que están muy lejos de lo que se necesita para enfrentar emergencias ambientales como el cambio climático. Organizar una Copa Mundial —el mayor espectáculo deportivo del mundo— exige una transparencia ambiental anticipada:
- Monitoreo de la calidad del aire en tiempo real
- Informes públicos sobre uso del agua y gestión de residuos
- Confirmación independiente de las compensaciones de carbono
- Transparencia sobre los efectos en la biodiversidad de las sedes e infraestructuras
Sin un periodismo de investigación ambiental independiente —con acceso a la información y respaldo institucional— el sistema de reportes ambientales de Arabia Saudita simplemente no puede garantizar que estas promesas se cumplan. Una Copa Mundial sin rendición de cuentas es una Copa Mundial de lavado verde.
La retórica de sostenibilidad de la FIFA corre el riesgo de ser utilizada como arma
La FIFA, ante la presión internacional, ha puesto la vida sostenible en el centro de sus últimos torneos. Prometió que el Mundial 2022 en Catar sería neutro en carbono —una promesa recibida con amplio escepticismo y acusaciones de greenwashing, debido a datos incompletos, compensaciones de carbono poco claras y explicaciones opacas.
Conceder el Mundial 2034 a Arabia Saudita reproduce —y quizás amplifica— estos errores. La estructura política opaca del Reino, junto con su aparato mediático domesticado, facilita que las infracciones ambientales, prácticas insostenibles y promesas vacías de sostenibilidad pasen desapercibidas o sin denunciarse.
Para que las promesas ambientales de la FIFA tengan peso, no pueden confiar en un país anfitrión que no permite inspección ambiental independiente. Arabia Saudita aún no tiene la influencia periodística ni institucional necesaria para brindar responsabilidad ambiental. Por lo tanto, boicotear Arabia 2034 debe convertirse en una medida imprescindible.
Los aficionados al fútbol merecen más
Más allá de la política y los errores institucionales, hay una realidad básica: los aficionados al fútbol se preocupan por el planeta. Una mayoría cada vez más consciente quiere que su deporte refleje valores progresistas —diversidad, justicia y cuidado del planeta. Al otorgar a Arabia Saudita la Copa del Mundo 2034, la FIFA corre el riesgo de alienar a toda una generación de hinchas comprometidos con el clima. He aquí por qué:
- El informe del Movimiento de Aficionados de la FIFA de 2019 indicó que más del 60% de los jóvenes consideran la sostenibilidad un tema clave en los eventos deportivos.
- El informe de la UEFA de 2021 confirmó que la responsabilidad ecológica y la divulgación transparente son esenciales para la confianza y participación de los aficionados.
- Incluso futbolistas como Héctor Bellerín y Megan Rapinoe han sido defensores activos de la justicia ambiental.
Un Mundial rodeado de promesas ambientales infundadas y escaso escrutinio mediático socava estos valores. Convierte el evento en una herramienta de sportswashing y no en una celebración del deporte.
Boicot a Arabia Saudita 2034 por justicia climática
La convergencia entre derechos humanos, justicia ambiental y deporte nunca ha sido tan evidente. Con su débil cooperación, formación deficiente y escasa transparencia, Arabia Saudita es el país menos adecuado para organizar un torneo que pretende ser el más sostenible del mundo. Un Mundial sostenible exige exposición pública, medios independientes y transparencia. Arabia Saudita no está ofreciendo eso.
Para los aficionados conscientes del clima que creen en la transparencia, un mañana justo y una ética deportiva limpia, el mensaje es claro: ¡Boicot a Arabia Saudita 2034!