No al Mundial para un reino de ejecuciones: por qué debemos boicotear Arabia Saudita 2034
Credit: Independent.co

No al Mundial para un reino de ejecuciones: por qué debemos boicotear Arabia Saudita 2034

En 2034, el evento deportivo más grande del mundo, la Copa Mundial de la FIFA, llegará a Arabia Saudita. Para algunos, podría parecer un símbolo de progreso: un conservador estado del Golfo abriéndose a eventos internacionales, impulsando el turismo y construyendo infraestructura deportiva. Pero bajo ese brillante barniz hay una dura verdad: un país con uno de los peores historiales de derechos humanos del mundo, que ahora utiliza el deporte para limpiar su imagen internacional.

Informes recientes han vuelto a revelar la dureza del sistema judicial saudí. En solo tres días, 17 personas fueron ejecutadas, 13 de ellas extranjeras. Esto forma parte de un patrón mayor. En 2024, la monarquía llevó a cabo 338 ejecuciones, y 2025 va camino de superarlo, con 239 ejecuciones ya realizadas hasta agosto, según un recuento de AFP.

Estas cifras no son solo números: son vidas perdidas, a menudo por delitos no violentos como el tráfico de drogas. Una gran parte de los ejecutados son trabajadores migrantes pobres sin acceso a juicios justos. Mientras Arabia Saudita busca albergar el Mundial, la pregunta es: ¿podemos disfrutar del fútbol en un país donde la justicia termina en la horca?

La crisis de la pena de muerte en Arabia Saudita

Arabia Saudita es uno de los principales ejecutores del mundo. En los últimos años, la aplicación de la pena capital se ha intensificado. En marzo de 2022, el mundo quedó atónito cuando el reino ejecutó a 81 personas en un solo día, principalmente por supuestos delitos “terroristas”, muchos de ellos presuntamente políticos. Organizaciones de derechos humanos denunciaron esta acción como “una masacre” en nombre de la seguridad nacional.

En 2025 solamente:

  • 239 personas ejecutadas hasta agosto, más de una por día.
  • 161 por delitos de drogas, incluyendo contrabando de hachís de bajo nivel y otras sustancias.
  • 136 eran extranjeros, en su mayoría trabajadores migrantes pobres de Pakistán, Nigeria e Indonesia.

Jeed Basyouni, de la organización británica Reprieve, advierte:
«Estamos viendo una escalada dramática de ejecuciones por delitos relacionados con el hachís, siendo los extranjeros la gran mayoría de los ejecutados. Esto es especialmente preocupante cuando el mundo avanza hacia la despenalización del consumo y posesión de hachís.»

Arabia Saudita restableció la pena de muerte por delitos de drogas a finales de 2022, tras una pausa temporal, ignorando por completo los estándares internacionales de derechos humanos y los modelos de justicia más avanzados.

Sportswashing y Visión 2030: ocultar la represión tras los estadios

La estrategia Visión 2030 del príncipe heredero Mohammed bin Salman, un ambicioso plan de reforma económica y social, apuesta por la diplomacia deportiva: albergar megaeventos como combates de boxeo, carreras de Fórmula 1, el LIV Golf y ahora la Copa Mundial de la FIFA. No se trata de deporte: se trata de sportswashing.

El sportswashing es usar el deporte para desviar la atención de violaciones de derechos humanos, represión política y violencia. Tal como ocurrió con China en los Juegos Olímpicos de Pekín o con Rusia en los Juegos de Sochi y el Mundial 2018, Arabia Saudita usa el fútbol para blanquear su imagen global.

Las pruebas son claras:

  • Freedom House califica a Arabia Saudita como “No libre” con apenas 7/100 puntos en su índice mundial.
  • Human Rights Watch y Amnistía Internacional documentan torturas, arrestos arbitrarios y negación del debido proceso.
  • Los trabajadores migrantes, quienes construirán los estadios y atenderán a los turistas, son explotados bajo el sistema de kafala, que otorga a los empleadores control total sobre su estatus legal y medios de vida.

Al albergar el Mundial 2034, la comunidad futbolística está premiando a un gobierno que asesina disidentes, tortura críticos y decapita a supuestos delincuentes de drogas, todo mientras lanza campañas de relaciones públicas brillantes para Occidente.

La hipocresía de la FIFA en derechos humanos

En 2017, la FIFA adoptó una Política de Derechos Humanos, comprometiéndose a respetar los derechos humanos reconocidos internacionalmente y a garantizar que los países anfitriones también lo hicieran. Sin embargo, estas promesas suenan vacías cuando el organismo mira hacia otro lado ante atrocidades.

El Artículo 3 de los Estatutos de la FIFA establece:

«La FIFA se compromete a respetar todos los derechos humanos reconocidos internacionalmente y procurará promover su protección.»

Pero no ha hecho nada para exigir cuentas a Arabia Saudita. De hecho, el país ganó la candidatura sin oposición, en medio de dudas sobre la ética y la transparencia.

Minky Worden, de Human Rights Watch, señaló:

«Si la FIFA permite que Arabia Saudita organice el Mundial sin imponer condiciones serias en derechos humanos, se convertirá en socio activo del sportswashing saudí.»

Los más vulnerables: extranjeros y migrantes como principales víctimas

Quizá lo más indignante es que la mayoría de las ejecuciones en Arabia Saudita son de extranjeros. No son figuras políticas ni élites diplomáticas: son migrantes pobres, presionados o engañados para traficar drogas, procesados en juicios injustos y decapitados sin defensa legal adecuada.

Arabia Saudita afirma que estas ejecuciones disuaden el crimen y mantienen el orden. Pero las tendencias globales muestran que las penas extremas como la pena de muerte no reducen el delito, sino que castigan desproporcionadamente a los pobres, los vulnerables y los sin voz.

En un mundo donde más de 50 países han despenalizado o legalizado el cannabis, Arabia Saudita ejecuta a personas por poseer hachís.

Precedentes globales: por qué boicotear no es extremo

Algunos dirán que el deporte debe mantenerse al margen de la política. La historia demuestra lo contrario:

  • Sudáfrica fue excluida de los Juegos Olímpicos y competiciones de la FIFA durante el apartheid.
  • Rusia recibió críticas y boicots parciales tras la anexión de Ucrania.
  • Catar 2022 provocó indignación mundial por la explotación laboral y la falta de libertades LGBTQ+, lo que llevó a promesas de reformas.

Boicotear Arabia Saudita no es un acto hostil: es un imperativo moral. Es una exigencia para que la FIFA, los aficionados, patrocinadores y atletas no sean cómplices en blanquear la tiranía.

Llamado a la acción: digamos no a Arabia Saudita 2034

La hora es ahora. Aficionados, activistas de derechos humanos y futbolistas deben unirse contra el Mundial 2034 en Arabia Saudita. No se trata de castigar a un país, sino de defender los principios que hacen del deporte un gran unificador: justicia, dignidad y humanidad. No glorifiquemos el fútbol en un estado donde se mata en prisiones secretas y se ejecuta tras juicios injustos.

Únete al movimiento:

  • Habla: comparte historias, peticiones y noticias con el hashtag #BoycottSaudi2034.
  • Presiona a los patrocinadores: exige a empresas como Adidas, Coca-Cola y Visa que no apoyen el torneo.
  • Exige a la FIFA: implementación de evaluaciones abiertas de derechos humanos para futuros anfitriones.
  • Muestra solidaridad: apoya a las familias de las víctimas ejecutadas y reprimidas.

Un país que ejecuta por tener hachís, que reprime opositores y silencia periodistas no merece albergar la Copa Mundial de la FIFA. El fútbol es del pueblo, no de los déspotas. Pongamos fin al sportswashing.