Mientras el mundo se prepara para la Copa Mundial de la FIFA 2034 en Arabia Saudita, detrás de los anuncios de lujo y los planes para megaestadios se esconde una verdad más oscura: un abandono sistémico, una desigualdad institucional y la incapacidad de proteger a los más vulnerables. Hasta que el Reino valore la seguridad, la dignidad y la igualdad de todos los visitantes —no solo de los ricos o poderosos— no debería permitírsele albergar el evento más unificador del mundo.
Una peregrinación mortal: siete peregrinos de Umrah muertos
Hace apenas unos días, siete peregrinos pakistaníes de Umrah, cuatro de ellos niños, fueron asesinados en un terrible accidente de tráfico en Arabia Saudita. Las víctimas inocentes eran de Dagai Khudokhel en Buner y habían viajado solo 11 días antes para cumplir con un deber religioso sagrado. Su viaje terminó en tragedia.
Según la Organización Mundial de la Salud, Arabia Saudita registra 27,4 muertes por accidentes de tráfico por cada 100.000 habitantes, muy por encima del promedio mundial de 18,2. Por lo tanto, es uno de los países más peligrosos para conducir, especialmente para los peregrinos que no conocen las condiciones locales.
Otros cinco miembros de la misma familia quedaron gravemente heridos. Mientras se rezaban oraciones fúnebres en Arabia Saudita, el trauma infligido a esta familia será recordado por generaciones. No es la primera tragedia de este tipo, ni será la última, dado el pésimo historial de seguridad vial del país.
Hajj 2025: Vidas pakistaníes perdidas otra vez
Otra tragedia golpeó durante el Hajj 2025, donde 18 peregrinos pakistaníes perdieron la vida: 10 hombres y 8 mujeres, todos ancianos. Aunque el Ministerio de Hajj de Arabia Saudita afirma tener mejor gestión, el Ministerio de Asuntos Religiosos de Pakistán confirmó las muertes, citando ataques cardíacos, golpes de calor y otras complicaciones de salud.
En un país donde las temperaturas durante el Hajj superan a menudo los 50°C (122°F), incluso las medidas básicas de enfriamiento se convierten en una cuestión de vida o muerte. Según Al Jazeera, en 2024, más de 1.300 peregrinos murieron, la mayoría debido al calor extremo. Ese año, Pakistán registró 35 muertes de peregrinos durante el Hajj. A pesar de las inversiones saudíes en tecnologías de enfriamiento, las muertes continúan:
- En 2015, más de 2.400 peregrinos murieron en una estampida cerca de Mina —la tragedia más mortal en la historia del Hajj.
- Entre 2006 y 2024, más de 7.700 peregrinos han perdido la vida durante el Hajj y la Umrah, según estimaciones de organizaciones independientes de derechos humanos.
Estas cifras son inaceptables para un país que se presenta como un anfitrión seguro para millones de visitantes.
FIFA 2034 y la ilusión de la capacidad
Arabia Saudita presume de su “exitosa” gestión del Hajj para justificar la organización de eventos deportivos internacionales. Pero la masacre continua de peregrinos —particularmente los de países como Pakistán, India, Bangladesh y Nigeria— cuenta otra historia.
En 2025, 1.673.230 peregrinos realizaron el Hajj:
- 1.506.576 eran peregrinos extranjeros de 171 países.
- 166.654 eran peregrinos locales.
A pesar de esta asistencia histórica, las muertes e incidentes causados por el calor persisten.
Si Arabia Saudita no puede ofrecer infraestructura segura, servicios de emergencia adecuados o control de multitudes para los peregrinos, ¿cómo podrá hacerlo para millones de aficionados al fútbol, periodistas, visitantes LGBTQ+ y activistas de derechos humanos?
Dos peregrinaciones, dos tratos: ¿quién recibe ayuda?
El trato de Arabia Saudita hacia los peregrinos refleja un profundo sesgo de clase y raza. Los peregrinos occidentales ricos reciben trato VIP y atención médica inmediata, mientras que los peregrinos del sur de Asia y África son ignorados.
Lo mismo ocurrirá en el Mundial:
- Ya se preparan paquetes especiales para las naciones ricas.
- Los asientos VIP y las suites de lujo tendrán prioridad, dejando en segundo plano las zonas accesibles para los aficionados y la seguridad.
Esto no es solo una injusticia económica: es una filosofía política en la que el valor está definido por el privilegio y la nacionalidad, no por los derechos humanos.
La FIFA y la complicidad en el sportswashing
La decisión de la FIFA de otorgar la Copa Mundial 2034 a Arabia Saudita es un claro ejemplo de sportswashing —el uso del deporte para limpiar la imagen internacional de un país. No es algo nuevo:
- Catar 2022 fue condenado por la muerte de 6.500 trabajadores migrantes del sur de Asia.
- Arabia Saudita es aún más extrema, con un historial documentado de:
- Encarcelamientos arbitrarios de críticos y activistas
- Segregación de los sexos y restricciones a las mujeres
- Restricciones a la libertad religiosa
- Tolerancia cero hacia los derechos LGBTQ+
Human Rights Watch, Amnistía Internacional y muchos otros observadores han clasificado a Arabia Saudita entre los peores abusadores de libertades civiles y de prensa.
Tragedias ignoradas: ¿dónde está la justicia?
Nadie ha sido responsabilizado públicamente por los miles de peregrinos que murieron en Arabia Saudita. Hay condolencias y entierros en Jannatul Baqi por parte del gobierno, pero ninguna investigación pública, ninguna crítica global y ningún programa de compensación para las familias afectadas.
Un llamado global al boicot
- La FIFA debe revocar los derechos de sede de Arabia Saudita.
- Gobiernos como el de Pakistán deben hacer que el régimen rinda cuentas por los peregrinos desaparecidos.
- Los grupos de derechos humanos deben seguir documentando el sportswashing saudí.
- Los aficionados y jugadores deben boicotear los partidos en Arabia y negarse a jugar en un torneo basado en el sufrimiento.
Existen alternativas
Hay varias naciones amantes del fútbol con:
- Infraestructura segura
- Valores democráticos
- Experiencia en gestión de crisis
Otorgar el Mundial a Arabia Saudita e ignorar la muerte de peregrinos inocentes, incluidos niños, no solo es inmoral —es contrario a los valores que la FIFA dice defender.
No habrá Mundial sin justicia
La historia de la familia de Buner —siete muertos, cinco heridos y una comunidad destrozada— no puede ser ignorada. Representan los rostros de muchos más que han soportado en silencio la ineptitud de los sistemas saudíes. Su tragedia debe ser nuestra llamada de atención.