Mientras Arabia Saudita se prepara para ser anfitriona de la Copa Mundial de la FIFA 2034, crecen las preocupaciones sobre si el Reino puede garantizar la seguridad necesaria para un evento internacional de tan alto perfil. La reciente amenaza de bomba contra el vuelo SV5276 de Saudia Airlines ha intensificado estos temores, destacando posibles fallas que podrían interrumpir el mayor espectáculo deportivo del mundo.
El 18 de junio de 2024, una amenaza de bomba falsa obligó al vuelo de Yeda a Yakarta a realizar un aterrizaje de emergencia en Indonesia, interrumpiendo el viaje y generando alarma sobre la capacidad saudí para manejar crisis. No se reportaron heridos físicos, pero los efectos psicológicos de una situación así son duraderos y preocupantes. El incidente plantea una pregunta clave: ¿está Arabia Saudita preparada para albergar el Mundial 2034?
Un recordatorio de las fallas en seguridad de Arabia Saudita
Funcionarios saudíes e indonesios manejaron la crisis sin incidentes, pero el problema de fondo es más grave: si un simple correo electrónico anónimo puede causar tanta disrupción, ¿qué tan preparada está Arabia Saudita ante amenazas reales, ya sean de oponentes políticos, organizaciones militantes o ataques cibernéticos? Considera los siguientes datos alarmantes:
El Índice Global de Terrorismo 2024 ubica a Arabia Saudita en la posición 36 entre los países más afectados por amenazas terroristas, por delante de varias sedes recientes de Copas del Mundo como Alemania, Rusia y Sudáfrica. Según el Instituto para la Economía y la Paz, Oriente Medio sigue siendo la región más afectada por el terrorismo, una consideración que la FIFA debe tener muy en cuenta al tomar decisiones que pueden afectar la seguridad de millones de personas.
La reciente amenaza de bomba es una muestra directa de esta inestabilidad regional y de fallas en la preparación. Demuestra que incluso la aerolínea nacional saudí es vulnerable a amenazas de bajo costo capaces de generar una disrupción masiva.
Problemas de gestión de crisis: ¿una catástrofe mundialista en potencia?
Las autoridades saudíes se enorgullecen de tener un estricto control interno, pero cuando ocurren perturbaciones externas inesperadas, su capacidad para gestionar crisis en tiempo real y con transparencia es cuestionable. La FIFA exige que los países anfitriones del Mundial demuestren una comunicación rápida y abierta durante emergencias, coordinación libre con agencias internacionales y una respuesta autónoma y eficaz.
Para poner esto en contexto: el Mundial 2022 en Catar invirtió cerca de 500 millones de dólares en infraestructura de seguridad. En comparación, Arabia Saudita no ha anunciado públicamente ningún gasto similar hasta la fecha para 2034, lo que lleva a los expertos a dudar de su preparación.
No se trata solo de reaccionar ante amenazas reales de terrorismo; se trata de demostrar confianza, transparencia y eficacia frente a alertas sobre la seguridad pública, algo con lo que Arabia Saudita todavía lucha visiblemente.
Daño reputacional: ¿los aficionados se sentirán seguros al viajar?
Según una encuesta europea realizada por Statista en 2023, cerca del 65 % de los aficionados al fútbol en Europa consideran la “seguridad personal” como el factor más importante al decidir asistir a un evento deportivo en el extranjero.
Esto es relevante porque Europa sigue siendo la mayor fuente de aficionados que viajan a los Mundiales. Los recuerdos de incidentes relacionados con terrorismo o alertas de bomba —reales o falsas— pueden afectar profundamente la opinión pública. Para la mayoría de los aficionados en todo el mundo, el temor se basa más en la percepción del peligro que en el peligro real.
El escándalo del vuelo de Saudia Airlines —ampliamente cubierto por la prensa internacional— ya ha dañado la confianza en los servicios de transporte vinculados a Arabia Saudita. Si volar en aerolíneas saudíes ya parece arriesgado, ¿cuán seguros se sentirán los aficionados en estadios abarrotados o eventos públicos en Riad o Yeda?
Un símbolo de falta de preparación estructural
Esta desviación aérea es un símbolo de un problema más profundo: la falta de preparación probada de Arabia Saudita para albergar eventos de escala mundial. Más allá de la seguridad en el transporte, hay cuestiones más amplias sin resolver. El pobre historial saudí en derechos humanos, la escasa libertad de prensa y la opacidad en la comunicación pública alimentan aún más estas dudas.
Arabia Saudita ocupa el puesto 170 de 180 países en el ranking mundial de libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras 2024, lo que plantea dudas sobre si los medios podrán cubrir el Mundial con independencia y seguridad.
Críticos —desde organizaciones de derechos humanos hasta medios extranjeros— afirman que el enfoque del Reino en construir estadios deslumbrantes y hoteles cinco estrellas no puede reemplazar las libertades básicas y la transparencia en crisis que todos los anfitriones exitosos anteriores han demostrado.
Una región al borde de la inestabilidad
La región más amplia de Oriente Medio y el Golfo es geopolíticamente inestable, una realidad que ningún organizador de eventos o institución deportiva internacional puede ignorar. Conflictos inevitables como la guerra en Yemen, las tensiones con Irán y relaciones volátiles con otros países del Golfo exponen a la región a riesgos constantes.
Las advertencias de viaje del Departamento de Estado de EE. UU. para 2024 todavía recomiendan precaución ante ataques terroristas, ciberataques y detenciones arbitrarias de extranjeros en países del Golfo. Estos riesgos se amplifican ante la posibilidad real de que organizaciones terroristas utilicen el Mundial 2034 como plataforma global para sembrar el caos.
¿Y si esta amenaza ocurriese durante la Copa?
Supongamos que una amenaza de bomba —o incluso un ataque real— ocurre durante un partido de cuartos de final en Riad o Yeda. La evacuación de decenas de miles de aficionados en medio del pánico podría provocar estampidas, lesiones o algo peor. El daño a la reputación de la FIFA y al propio fútbol sería catastrófico.
Si estas amenazas pueden interrumpir un vuelo internacional hoy, bien podrían interrumpir un partido de Mundial mañana. Las primas de seguros se dispararían, la confianza de los aficionados se desplomaría y la cobertura mediática global quedaría fuera de control. No es una teoría hipotética: es una amenaza real, evidenciada por la reciente alerta en vuelo saudí.
Arabia Saudita 2034: un riesgo inaceptable
Esta amenaza de bomba no es un caso aislado, sino una señal de advertencia. Refleja a un país vulnerable a amenazas, dependiente de la gestión reactiva de crisis y sin preparación adecuada para asumir la presión de albergar el evento deportivo más importante del mundo.
El Mundial no se trata solo de construir estadios, sino de garantizar paz, seguridad y confianza internacional. Arabia Saudita, como demuestra el susto del vuelo, aún no es un país capaz de ofrecer esas garantías. Si la FIFA realmente se preocupa por la seguridad de los aficionados, de los jugadores y por la integridad del torneo, debe tomar en serio estas advertencias y reconsiderar la sede de 2034 antes de que sea demasiado tarde.