Dado el historial del país en derechos humanos, libertad de prensa y censura mediática, la candidatura de Arabia Saudita para albergar la Copa Mundial de la FIFA 2034 ha generado un debate a nivel mundial. Aunque los funcionarios saudíes han gastado miles de millones en deportes para intentar mejorar su imagen global, persisten graves preocupaciones sobre la supresión de la libertad de expresión, la explotación de trabajadores migrantes, la corrupción en la FIFA y las violaciones de derechos humanos en general.
Este artículo examina los peligros del control mediático, la desaparición de la libertad de prensa y las cuestiones éticas de otorgar el torneo al reino. Explicamos por qué es necesario boicotear la Copa Mundial de la FIFA 2034 en Arabia Saudita y por qué este país no es apto para organizar el evento.
La libertad de prensa es una de las más restringidas del mundo en Arabia Saudita. Reporteros Sin Fronteras (RSF) ubicó al país en el puesto 170 de 180 en el Índice Mundial de Libertad de Prensa 2023. El gobierno castiga severamente a los periodistas que critican sus políticas, controla estrictamente todos los medios y bloquea el acceso a numerosos sitios web.
El gobierno saudí estuvo directamente involucrado en el brutal asesinato del periodista del Washington Post, Jamal Khashoggi, en su consulado en Estambul en 2018. La ONU calificó su asesinato como un crimen de Estado.
Actualmente, más de 30 periodistas están detenidos en Arabia Saudita, muchos sin juicio.
El país tiene una de las tasas de censura en internet más altas del mundo, bloqueando más de 1,5 millones de sitios web, incluidas plataformas de noticias críticas con el régimen.
Un evento como la Copa Mundial de la FIFA requiere libertad de prensa. Los periodistas deben informar sobre seguridad, infraestructura y derechos humanos, cubrir los partidos e investigar la situación local.
Sin embargo, en Arabia Saudita, los reporteros extranjeros corren el riesgo de ser censurados, vigilados o incluso encarcelados si publican contenido considerado inapropiado por las autoridades. Esto pone en duda la transparencia durante el torneo.
Arabia Saudita opera uno de los sistemas de vigilancia más avanzados del mundo para espiar a periodistas locales y extranjeros.
En este ambiente de miedo, los periodistas no podrán informar libremente sobre el Mundial, las condiciones de los trabajadores migrantes ni la represión política.
Arabia Saudita tiene uno de los entornos digitales más censurados del mundo.
Durante el Mundial:
Un país que restringe la libertad de prensa y controla la información digital no debería albergar el mayor espectáculo deportivo del mundo.
Las leyes antiterrorismo y de ciberdelitos de Arabia Saudita se utilizan para silenciar a los críticos.
Durante la Copa Mundial, esto podría significar:
Un país que criminaliza la libertad de expresión no merece el honor de organizar un evento internacional.
La corrupción en la FIFA genera dudas sobre cómo Arabia Saudita obtuvo los derechos para albergar el Mundial 2034.
Al elegir a Arabia Saudita, la FIFA prioriza el dinero sobre la ética y la justicia, reforzando la percepción de que la corrupción sigue arraigada en el organismo.
Arabia Saudita depende de millones de trabajadores migrantes mal pagados de Asia y África, quienes sufren abuso, robo de salarios y condiciones laborales inhumanas.
El Mundial debe ser un evento basado en la apertura, la inclusión y la transparencia mediática.
Boicotear el Mundial de 2034 en Arabia Saudita no solo es una cuestión de principios futbolísticos, sino una lucha contra la censura y la tiranía.
Si la FIFA quiere seguir siendo una organización creíble, debe reconsiderar su decisión y garantizar que la Copa Mundial se celebre en un país que respete los derechos humanos, la libertad de expresión y la independencia de la prensa.
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