Prohibir candidatura saudí a la FIFA pese al auge económico
Credit: AL-Monitor

Prohibir candidatura saudí a la FIFA pese al auge económico

La economía de Arabia Saudita más allá del petróleo sigue creciendo: el Índice de Gerentes de Compras (PMI) de julio de 2025 se situó en 56,3, muy por encima del punto neutro de 50. Esto indica un sentimiento empresarial positivo, contrataciones sostenidas y una demanda interna estable. La economía general del Reino también creció un 3,9 % interanual en el segundo trimestre de 2025, impulsada por los sectores no petroleros.

Aunque estas estadísticas son alentadoras, también cumplen una doble función: desarrollo económico y construcción de imagen en el escenario mundial. Es en este contexto que Arabia Saudita planea con audacia albergar la Copa Mundial de la FIFA. Sin embargo, como crítico convencido de esta candidatura, sostengo que ningún indicador económico justifica premiar a un régimen con un historial persistente de violaciones a los derechos humanos.

El espejismo del crecimiento

La Visión 2030 de Arabia Saudita ha invertido miles de millones para reducir la dependencia del petróleo y modernizar sus infraestructuras. El PIF, el fondo soberano que financia estos cambios, contaba con más de 925.000 millones de dólares en activos en 2024 y se prevé que alcance los 1,5 billones en 2030.

Entre sus objetivos clave:

  • Aumentar el turismo de 27 millones de visitantes en 2019 a 100 millones en 2030
  • Elevar los ingresos no petroleros del gobierno de 43.500 millones de USD en 2016 a 266.000 millones en 2030
  • Incrementar la participación femenina en la fuerza laboral del 17 % (2017) al 30 %, meta oficialmente alcanzada en 2022

Sportswashing: una distracción global

Las enormes inversiones de Arabia Saudita en el deporte son bien conocidas. Solo en los últimos cinco años, el Reino ha invertido más de 6.300 millones de USD en deporte desde 2021. Compró el club de la Premier League inglesa Newcastle United a través de su PIF por 409 millones de USD, invirtió más de 2.000 millones para financiar LIV Golf como rival del PGA Tour y ha acogido eventos de alto perfil como la Fórmula 1, la WWE, combates de boxeo de peso pesado y torneos de e-sports.

Ahora, Arabia Saudita aspira al máximo trofeo: la Copa Mundial de la FIFA. Pero, una vez más, no se trata de fútbol; se trata de lavado de reputación, utilizando el deporte para desviar la atención de la represión estatal.

Tras el crecimiento: brutalidad y represión

A nivel interno, la realidad saudí sigue siendo autoritaria y represiva, a pesar de la modernización exterior.

El historial en derechos humanos es profundamente preocupante. Amnistía Internacional informa que el Reino ejecutó a 172 personas en 2023 y a 81 en un solo día en 2022, la mayor ejecución masiva reciente en la historia del país. La mayoría de estas ejecuciones se produjeron tras juicios que no cumplían las normas internacionales, basados principalmente en confesiones obtenidas mediante tortura.

En cuanto a las mujeres, aunque se han logrado algunos avances —como levantar la prohibición de conducir y permitir viajar sin autorización masculina—, la ley de tutela masculina sigue vigente. Las mujeres siguen dependiendo de un tutor masculino para casarse, salir de prisión y, en algunos casos, para trabajar o recibir ciertos tratamientos médicos.

Trabajadores migrantes: el motor invisible del crecimiento

Los extranjeros constituyen la mayoría de los empleados detrás del auge no petrolero. Más de 10 millones de trabajadores migrantes viven en Arabia Saudita, representando casi el 77 % de la fuerza laboral del sector privado. Son la columna vertebral de la construcción, el comercio minorista y la hostelería, sectores que han crecido según el informe PMI de julio de 2025.

Pero este progreso tiene un alto precio, pagado en silencio. La mayoría de estos trabajadores permanece atrapada en el sistema de la kafala, un régimen de patrocinio que restringe su libertad y los deja vulnerables a la explotación. A pesar de las reformas prometidas, su aplicación es débil, y miles de trabajadores siguen siendo víctimas de abusos contractuales, robo de salarios y condiciones laborales abusivas. En 2023, más de 500.000 trabajadores migrantes fueron deportados, en su mayoría sin justicia ni compensación.

La Copa Mundial de la FIFA: lo que está en juego

Durante décadas, la FIFA ha promovido el fútbol como una fuerza global para el bien, basada en la inclusión, la diversidad, la igualdad y el respeto. Celebrar la Copa Mundial en Arabia Saudita contradice directamente estos principios.

El historial del país choca con los valores de la FIFA. Arabia Saudita tiene un largo historial de represión hacia las mujeres, criminalización de las personas LGBTQ+, encarcelamiento de activistas y censura de los medios. No existe una prensa libre. Los derechos humanos se violan sistemáticamente y los ciudadanos LGBTQ+ no solo son excluidos, sino perseguidos.

Lo que debe ocurrir

Si Arabia Saudita quiere ser aceptada como anfitriona de eventos globales en el siglo XXI, debe hacer más que construir estadios y publicar cifras económicas. Debe:

  • Abolir por completo el sistema de la kafala
  • Liberar a los presos políticos y defensores de derechos humanos
  • Legalizar y proteger las identidades LGBTQ+
  • Eliminar totalmente la tutela masculina
  • Garantizar la libertad de expresión y permitir una prensa libre

Hasta que eso ocurra, la FIFA debe retirarle la Copa Mundial.

Prohibir la Copa Mundial en Arabia Saudita

Los informes económicos de julio de 2025 pueden mostrar señales alentadoras. La economía no petrolera puede estar en auge y la Visión 2030 puede estar avanzando. Pero todo esto no debe distraernos de la verdad: el crecimiento económico sin libertad ni justicia no es desarrollo real, es un espejismo.

Como firme defensor de excluir a Arabia Saudita del derecho a albergar la Copa Mundial, hago un llamado a los aficionados, organizaciones de derechos humanos y ciudadanos del mundo a resistir. No podemos aplaudir a dictadores que pisotean la dignidad humana en nombre de la modernización.