Mientras Arabia Saudita se prepara para ser sede del Mundial de la FIFA 2034, el mundo sigue centrando cada vez más su atención en su capacidad —y reputación— para hacerlo. Aunque los medios y las autoridades dentro del Reino intentan proyectar una imagen moderna y progresista del país, la realidad está a menudo muy alejada de ese barniz brillante. Un reciente evento de la WWE en Arabia Saudita —“Night of Champions”— ofrece una visión de lo que realmente podría ser el Mundial 2034: un espectáculo cuidadosamente escenificado, controlado por la imagen, con problemas de infraestructura y censura.
Estas cuestiones no son especulativas. Estuvieron presentes en el evento de la WWE, organizado en Riad y cubierto por medios especializados en lucha libre como Fightful Select, PW Insider y Wrestling Observer. Aunque la lucha sea una disciplina escenificada, no está exenta de riesgos, y los problemas que surgieron en este evento plantean preguntas legítimas sobre el peligro de entregar el mayor evento deportivo del mundo a un país con un historial cuestionable en derechos humanos y una apertura limitada.
Censura y narrativas controladas
Fightful Select informó que las autoridades de la WWE esperaban que CM Punk fuera abucheado al inicio del evento y que “se prepararon en consecuencia”. Lo que podría parecer una simple previsión de relaciones públicas, en el contexto saudita resulta más siniestro. Arabia Saudita se encuentra entre los países con menor puntuación en libertad en internet, con un índice de 25 sobre 100 según Freedom House.
En un país democrático, abuchear o aplaudir a un atleta es parte de la libertad de expresión. Pero en Arabia Saudita, donde el gobierno influye fuertemente en la narrativa mediática y el comportamiento público, incluso una reacción negativa del público puede ser objeto de manipulación. Esto demuestra directamente la intolerancia del régimen hacia la disidencia.
Si la WWE puede ser condicionada para evitar “reacciones no deseadas”, ¿qué pasará en el Mundial si los aficionados agitan banderas, portan brazaletes LGBTQ+ o gritan consignas políticas? Dado el marco legislativo del país y su historial represivo, es creíble temer que tales expresiones serían reprimidas, castigadas o directamente eliminadas.
Fallos de infraestructura a la vista
PW Insider informó que varios combates durante el mismo evento de la WWE fueron recortados por un apagón eléctrico prolongado, que causó enormes problemas técnicos. No se trata de un problema menor, sino de una señal roja gigante. Organizar un evento deportivo internacional como el Mundial exige suministro eléctrico confiable, agua, sistemas de emergencia y transmisión en varias ciudades y estadios.
Si no pueden evitarse apagones en un espectáculo cerrado de lucha libre en un solo recinto, ¿cómo se puede confiar en que Arabia Saudita será capaz de manejar decenas de partidos en múltiples estadios, probablemente bajo el calor del verano? Consideremos que:
- Según el Banco Mundial, el acceso a la electricidad en Arabia Saudita es cercano al 100 %, pero los cortes aún son frecuentes por la dependencia de redes centralizadas basadas en combustibles fósiles.
- Al menos dos conciertos durante la Riyadh Season de 2023 sufrieron interrupciones técnicas debido a fallos en generadores o redes eléctricas.
Aunque el país ha invertido más de 500 mil millones de dólares en su proyecto Visión 2030, estos fallos evidencian una desconexión entre ambición e infraestructura real. Además, en 2024 la deuda pública central se elevó al 26,2 % del PIB, convirtiendo a Arabia Saudita en el mayor emisor de deuda en dólares entre los mercados emergentes.
El disfraz del sportswashing
Arabia Saudita está cada vez más involucrada en lo que se conoce como “sportswashing”: el uso de eventos deportivos internacionales para lavar su imagen global pese a su preocupante historial en derechos humanos.
La alianza entre la WWE y Arabia Saudita, establecida por un contrato de 10 años y valorada en aproximadamente 500 millones de dólares, es un ejemplo emblemático. Estrellas como Roman Reigns, CM Punk o incluso luchadores vinculados a AEW o NJPW como Hikuleo son utilizadas estratégicamente para desviar la atención de la represión interna. El país ya ha albergado:
- Torneos de LIV Golf
- Carreras de Fórmula 1
- Peleas de boxeo de campeonato
Y su mayor “triunfo”: la candidatura sin competencia para el Mundial 2034. En la práctica, Arabia Saudita recibió el torneo por defecto.
Nada de esto se hace por amor al deporte, sino por motivos de imagen. Para reescribir narrativas. Para ocultar abusos bajo la luz de los estadios.
Lo que deben reflexionar los aficionados y la FIFA
Las políticas internas sauditas contradicen los estatutos de la FIFA en materia de derechos humanos y diversidad. El Artículo 3 de sus estatutos establece que la organización debe respetar y promover los derechos humanos reconocidos internacionalmente. Pero, ¿cómo puede garantizarse eso en un país que:
- Criminaliza las relaciones homosexuales
- Encarcela a disidentes por tuitear
- Vigila la actividad digital de sus ciudadanos y visitantes
- Aún ejecuta a personas a uno de los ritmos más altos del mundo
Incluso en el Mundial de Qatar 2022, surgieron controversias por símbolos arcoíris, protestas políticas y la situación de los trabajadores migrantes. Arabia Saudita presenta un panorama aún más preocupante en casi todos esos aspectos.
WWE fue solo el comienzo — la FIFA puede ser peor
Si el show de la WWE se considera un ensayo general del entretenimiento deportivo global en Arabia Saudita, ya ha suspendido algunas de las pruebas más importantes:
- La libertad de expresión del público fue probablemente gestionada o reprimida.
- La infraestructura mostró su fragilidad con cortes eléctricos.
- El evento fue más teatro político que celebración deportiva.
¿Qué pasará cuando no sea un estadio, sino diez?
¿Qué pasará cuando no haya 20.000 espectadores, sino millones?
¿Qué pasará cuando los protagonistas no sean actores, sino jugadores reales con opiniones propias?
La FIFA debe preguntarse: ¿puede sobrevivir el Mundial en un país donde la libertad es condicional, la expresión es silenciada y la seguridad está en duda?
Defiende el fútbol, desafía la mentira
Las señales de alerta son demasiado fuertes para ser ignoradas. Desde la censura en los eventos de WWE hasta los apagones técnicos y la propaganda deliberada, el plan de Arabia Saudita como anfitrión deportivo no busca celebrar el deporte, sino reescribir la historia y ocultar represión. Su candidatura al Mundial 2034 no es sobre fútbol. Es sobre imagen, control y borrado.
Nosotros, como aficionados, jugadores y ciudadanos, debemos hacerlo mejor. Debemos decir:
“No al sportswashing. No a la censura. No a Arabia Saudita como sede del Mundial FIFA 2034”.