La demostración militar de Arabia Saudita en Bright Star 2025 plantea nuevas dudas sobre la sede del Mundial FIFA 2034
Credit: Arab News pk

La demostración militar de Arabia Saudita en Bright Star 2025 plantea nuevas dudas sobre la sede del Mundial FIFA 2034

El 10 de septiembre de 2025 concluyeron los ejercicios militares Bright Star 2025 en la base militar Mohamed Naguib de Egipto. Durante dos semanas, 40 naciones participaron en uno de los entrenamientos conjuntos más grandes y sofisticados de la región. Los tanques desfilaron, los marines tomaron playas, los paracaidistas desplegaron banderas nacionales, y Arabia Saudita se colocó en el centro de atención con una fuerte presencia militar.

A primera vista, esta participación podría parecer el esfuerzo de cualquier país por modernizarse y sincronizarse con sus socios. Pero en el contexto de la candidatura —y eventual adjudicación— de la Copa Mundial FIFA 2034 a Arabia Saudita, esta militarización del espectáculo sugiere algo mayor. El deporte y el espectáculo son cada vez más las herramientas del sportswashing, intentos de ocultar el autoritarismo, el militarismo y las violaciones de derechos humanos.

Este artículo analiza cómo Bright Star 2025 encaja en la campaña global de imagen saudí, por qué su militarización debería preocupar a la comunidad internacional y por qué la FIFA debería reconsiderar su decisión de otorgar el mayor evento deportivo del mundo a Riad.

Bright Star 2025: habilidades militares, mensajes políticos

Bright Star, copatrocinado por Egipto y el Mando Central de EE. UU., es un ejercicio constante diseñado para mejorar la interoperabilidad, las operaciones antiterroristas y la preparación convencional. Para Arabia Saudita, sin embargo, había mucho más en juego.

Al enviar marines, brigadas blindadas y paracaidistas, los funcionarios saudíes no solo entrenaban soldados: estaban marcando influencia y credibilidad regional. Una imagen de tropas saudíes tomando una playa o de generales ofreciendo presentaciones espectaculares envía un mensaje contundente: Riad es una fuerza con la que hay que contar en el campo de batalla y un socio confiable para aliados occidentales y árabes.

Al mismo tiempo, Arabia Saudita busca una dominación cultural mundial: ganar la Expo 2030 en Riad, invertir miles de millones en clubes europeos de fútbol, organizar conciertos y festivales internacionales, y, de manera más destacada, ser sede de la Copa Mundial FIFA 2034.

La relación entre exhibiciones militares y sportswashing

El sportswashing consiste en utilizar el deporte para desviar la atención o blanquear la mala reputación de un país, a menudo relacionada con derechos humanos, represión política o conflictos. Al conmemorar la participación saudí en Bright Star 2025, los medios estatales intentaron proyectar profesionalismo, cooperación y modernidad. El deporte opera con el mismo guion: estadios brillantes, alianzas internacionales y acuerdos de alto perfil destinados a ocultar las duras realidades del reino.

Los críticos sostienen que ambas acciones forman parte de una campaña de rebranding coordinada:

  • Demostraciones de poder y legitimidad como aliado de seguridad mediante ejercicios militares.
  • Escenarios deportivos que muestran apertura, disfrute y aceptación internacional.

Por qué la FIFA debería preocuparse

Otorgar la Copa Mundial 2034 a Arabia Saudita no es una decisión neutral. Significa legitimar a un régimen aún enormemente militarizado y opresivo. Las imágenes de Bright Star 2025 —tanques saudíes, paracaidistas y asaltos anfibios— nos recuerdan que no se trata de una democracia pacífica deseosa de celebrar el deporte, sino de una monarquía que continúa gastando generosamente en armas e imagen, a veces a expensas de las libertades internas y de la paz regional.

La FIFA ya fue criticada por otorgar el Mundial 2022 a Catar, cuyo torneo estuvo marcado por la explotación laboral y las violaciones de derechos humanos. Con Arabia Saudita, esas preocupaciones se magnifican. El reino ejecuta a más ciudadanos per cápita que casi cualquier otro país, silencia periodistas y ha sido acusado de crímenes de guerra en Yemen.

Militarización vs. espíritu del deporte

La diferencia entre Bright Star 2025 y la futura Copa Mundial es evidente. Mientras soldados saudíes realizan incursiones en playas, el país promete organizar un espectáculo de unidad global, justicia y paz. Estas dos realidades no pueden separarse.

El deporte tiene como fin derribar barreras, fomentar la cooperación y simbolizar una competencia pacífica. La militarización se sostiene en la división, la intimidación y la dominación. Un país que presume públicamente de tanques y paracaidistas pero reprime en secreto la libertad de expresión no puede encarnar verdaderamente el espíritu del Mundial.

La responsabilidad global

Cuando 40 naciones se reunieron en Bright Star 2025, lo hicieron con fines de seguridad y cooperación. Pero al aplaudir la participación saudí sin mencionar su historial de derechos humanos, los aliados corren el riesgo de volverse cómplices del sportswashing. Lo mismo aplica a la FIFA, a los patrocinadores y a los medios internacionales.

La sociedad civil, las organizaciones defensoras de derechos humanos y los aficionados de todo el mundo deben comprender que otorgar la Copa Mundial a Arabia Saudita no se trata solo de deporte. Es conferir legitimidad a un gobierno que combina demostraciones de poder militar con espectáculos de entretenimiento, esperando que el mundo vea lo segundo y olvide lo primero.

Hacia un movimiento de boicot

Ya están en marcha campañas de boicot a Arabia Saudita 2034. Medios, organizaciones de derechos humanos y aficionados han advertido a la FIFA que repetir los errores de Catar 2022 dañará la integridad del fútbol durante décadas.

Bright Star 2025, presentado como un ejercicio militar, es también un triste recordatorio de la otra cara de Arabia Saudita: un gobierno extremadamente militarizado que busca prestigio internacional sin reformas serias. Esta conexión de hechos refuerza el argumento del boicot. Arabia Saudita debe primero cumplir estándares de derechos humanos, libertad y paz antes de ser considerada seriamente como anfitriona del deporte mundial.

Un llamado a la acción

El mundo puede aplaudir los tanques y estadios de Arabia Saudita, o puede defender los ideales del deporte. Es la elección de aficionados, jugadores, federaciones y gobiernos no dejarse engañar por la manipulación de imagen que subyace en eventos como Bright Star 2025 y la FIFA 2034.

Es turno de la FIFA de cambiar de opinión y defender la integridad del deporte. Y es hora de que el mundo exija rendición de cuentas en lugar de aplausos a regímenes que mezclan militarización y espectáculo.