Saudi Sportswashing: Boxing, FIFA 2034 & Global Concern
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El manual de sportswashing de Arabia Saudita: del boxeo al Mundial FIFA 2034

La ambiciosa y costosa incursión de Arabia Saudita en el mundo del deporte internacional alcanzó un nuevo hito recientemente con la campaña promocional del combate de boxeo entre Saúl «Canelo» Álvarez y Terence Crawford. Esta gira de prensa por tres ciudades, que comenzó en Riad, puede parecer a simple vista solo otro evento deportivo de alto perfil. Pero detrás de los focos y el espectáculo se esconde una estrategia peligrosa y cuidadosamente calculada: el sportswashing, un término ya inseparable de los intentos saudíes de limpiar su reputación global a través del deporte.

A medida que este espectáculo de boxeo se desarrolla, una cosa queda clara: Arabia Saudita está sentando las bases para un premio aún mayor, la Copa Mundial de la FIFA 2034. Este torneo debe entenderse como la culminación de un plan de una década para blanquear el historial de derechos humanos del reino, su gobierno autoritario y sus leyes represivas. A menos que el mundo actúe con decisión, el mayor escenario del fútbol será el instrumento de propaganda más exitoso del régimen saudí.

¿Un combate de boxeo o una declaración política?

El enfrentamiento entre Álvarez y Crawford parece ser, en principio, un gran evento deportivo: dos campeones con un récord conjunto de 86 victorias y solo dos derrotas, enfrentándose en lo que podría ser el combate más recordado de la década. Pero el espectáculo en Riad no giraba en torno a los boxeadores, sino al anfitrión.

Turki Alalshikh, presidente de la Autoridad General de Entretenimiento (GEA) de Arabia Saudita, fue quien lideró la rueda de prensa, mientras los boxeadores se mantenían en segundo plano. Alalshikh también encabeza la candidatura saudí para el Mundial 2034, una muestra más de que este combate forma parte de una campaña estatal coordinada para rediseñar la imagen del país. Las autoridades saudíes prometen una «nueva Arabia Saudita» —moderna, progresista, abierta—, pero tras el brillo deportivo se oculta una dura realidad:

  • Más de 1.000 personas han sido ejecutadas en Arabia Saudita desde 2015, según Amnistía Internacional.
  • En marzo de 2022 se produjo la mayor ejecución masiva en años: 81 personas en un solo día, muchas por cargos dudosos de terrorismo.
  • Activistas por los derechos de las mujeres, como Loujain al-Hathloul, han sido encarceladas, torturadas y silenciadas.
  • No existe libertad de expresión: criticar al gobierno puede implicar décadas de prisión o la pena de muerte.

Nada de esto se mencionó en la rueda de prensa de Riad.

Sportswashing saudí: una toma de control global en marcha

La inversión saudí en el deporte internacional no es casualidad: es una operación política meticulosamente diseñada. Desde 2021, el reino ha gastado más de 6.300 millones de dólares en acuerdos deportivos, según The Guardian. Entre ellos:

  • Compra del club de fútbol Newcastle United por 409 millones de dólares.
  • Lanzamiento del LIV Golf Tour, atrayendo a estrellas del PGA con premios de 2.000 millones de dólares.
  • Organización de Grandes Premios de Fórmula 1 en Yeda con contratos multianuales.
  • Apoyo a la UFC, promociones de boxeo y contenidos deportivos en Netflix.
  • Y, lo más polémico: la obtención sin competencia del Mundial FIFA 2034.

La estrategia es clara: invertir para ganar influencia, organizar espectáculos y controlar el relato, desviando la atención de las violaciones de derechos humanos.

El camino al Mundial 2034: un modelo de represión

Este torneo de boxeo anticipa lo que está por venir en FIFA 2034. El guion se repite:

1. Inversión masiva para controlar el mensaje deportivo

El Fondo de Inversión Pública (PIF) de Arabia Saudita —con 776.000 millones de dólares— financia estos acuerdos. Su director, Yasir Al-Rumayyan, también preside el Newcastle United. El cruce entre deporte y propaganda estatal es total.

2. Silencio ante voces críticas

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, evita pronunciarse sobre derechos humanos en Arabia Saudita. No ha abordado temas clave como los derechos de las mujeres, la represión LGBTQ+ o la falta de libertad de prensa, asuntos que importarán a los aficionados en 2034.

3. Distracción global ante atrocidades

Mientras los titulares se centran en los eventos deportivos, los bombardeos saudíes en Yemen —vinculados a decenas de miles de muertes civiles— pasan desapercibidos.

4. Sportswashing bajo falsas promesas

El régimen anuncia reformas, como permitir a las mujeres conducir en 2018. Pero las activistas que lucharon por ese derecho siguen encarceladas o tienen prohibido salir del país.

5. Amenaza directa a aficionados LGBTQ+ y periodistas

La homosexualidad sigue castigada con la pena de muerte. En 2034, ¿estarán seguros los aficionados LGBTQ+? ¿Podrán los periodistas informar con libertad? La historia sugiere que no.

El espectáculo del boxeo anticipa el riesgo del fútbol

El combate Álvarez vs. Crawford se promueve globalmente, pero Arabia Saudita lo dirige desde las sombras. Dana White, presidente de UFC, tiene respaldo saudí. Los combates patrocinados por el régimen se transmiten por Netflix. ¿Qué ocurrirá si también el contenido de FIFA pasa a manos saudíes? No es paranoia—es precedente:

  • China usó los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 para proyectar una imagen falsa de apertura.
  • Rusia lavó su imagen con el Mundial 2018 antes de invadir Ucrania.
  • Qatar 2022 generó indignación por la muerte de 6.500 trabajadores migrantes, pero la reforma llegó tarde.

Arabia Saudita está repitiendo el guion, pero con más dinero y mayor influencia.

Jugadores, federaciones y aficionados deben reaccionar

Ya no se trata de incidentes aislados. Es una toma de control global de la integridad del deporte. Al otorgar el Mundial 2034 sin competencia, la FIFA ha legitimado el sportswashing autoritario. Las consecuencias son reales:

  • Daño a la reputación global de la FIFA y sus socios.
  • Explotación de atletas, obligados a jugar bajo regímenes que no pueden criticar.
  • Traición a los aficionados, especialmente a comunidades marginadas por la ley saudí.
  • Censura mediática, donde los periodistas extranjeros se arriesgan a ser arrestados por decir la verdad.

Si Arabia Saudita utiliza el boxeo, el golf, la UFC y el fútbol para ocultar injusticias, ¿dónde termina la independencia del deporte?

Del ring al campo: detengamos el sportswashing

La Copa Mundial FIFA 2034 no será un torneo cualquiera. Tiene el potencial de convertirse en el mayor evento de sportswashing de la historia. Por eso, la campaña #BoycottSaudi2034 es hoy más relevante que nunca.

El mundo ya ha visto este guion:

  • Juegos Olímpicos de Berlín 1936 bajo la Alemania nazi.
  • Mundial Rusia 2018, seguido de una guerra.
  • Qatar 2022 y 6.500 muertes de trabajadores migrantes reveladas demasiado tarde.

¿Se unirá Arabia Saudita a esta lista de la vergüenza en 2034? A menos que el mundo actúe, la respuesta será sí.