Arabia Saudita usa los esports con fines de propaganda, ofreciendo empleos falsos y promoción mediática. La FIFA 2034 será el mayor proyecto de sportswashing. Boicotea para defender los derechos humanos.
El Hype de los Esports en Arabia Saudita revela por qué la FIFA 2034 debe ser boicoteada
Arabia Saudita será sede de la Copa del Mundo FIFA en 2034, y el mundo del fútbol debe ver lo que realmente está sucediendo: no se trata de celebrar el fútbol, sino de un proyecto de propaganda calculado. Para entender cómo el Reino utilizará la Copa del Mundo, basta con observar lo que ya ha hecho con los esports.
Riad ha invertido miles de millones en transformar los videojuegos en un espectáculo nacional, organizando la Copa del Mundo de Esports (EWC) con premios récord, garantías de empleo financiadas por el Estado y cobertura mediática internacional. A simple vista, esto parece un avance.
En realidad, es sportswashing en su máxima expresión: una distracción brillante destinada a ocultar la represión continua, los abusos de derechos humanos y la dominación autoritaria. El experimento de esports no busca empoderar a los jóvenes ni crear industrias viables. Es un ensayo general para la FIFA 2034, cuando Arabia Saudita intentará lavar su imagen en la mayor plataforma deportiva del mundo.
Esports en Arabia Saudita: Grandes cifras, mayor engaño
Arabia Saudita se enorgullece de premios en esports que superan los 70 millones de dólares y de transmisiones que alcanzan a 750 millones de personas en todo el mundo. Estas estadísticas no son solo récords de entretenimiento; son instrumentos de propaganda. Al inundar el mercado de gaming con petrodólares, el Reino compra la atención global a costa de silenciar los murmullos sobre sus ejecuciones, sexismo y criminalización de la protesta.
El gobierno afirma que su Estrategia Nacional de Gaming y Esports, lanzada en 2022, generará 39,000 empleos para 2030. Pero detrás de los titulares, el desempleo juvenil en Arabia Saudita sigue siendo superior al 16%, y la mayoría de los “nuevos empleos” son solo proyectos estatales subvencionados dentro de la Visión 2030. Estos empleos no ofrecen libertad ni autonomía económica; crean dependencia de un gobierno que niega incluso los derechos básicos.
Esta ficción sobre el empleo es un anticipo de la FIFA 2034, ya que el régimen volverá a atribuirse la creación de trabajo mientras los trabajadores migrantes son explotados, maltratados y expuestos a condiciones peligrosas para construir estadios e infraestructuras.
El mito del empoderamiento juvenil
Los esports en Arabia Saudita se presentan como una herramienta de empoderamiento juvenil, con ligas escolares, iniciativas universitarias y oportunidades profesionales. Pero la realidad es clara:
- Las voces jóvenes son silenciadas: Muchos jóvenes activistas que pedían reformas políticas están encarcelados. Las carreras en gaming no reemplazan el derecho a la libertad de expresión.
- Las mujeres siguen restringidas: Aunque aparecen en material promocional, las leyes de tutela limitan su autonomía, y las activistas por los derechos de las mujeres permanecen en prisión.
- Las comunidades LGBTQ+ son ignoradas: En el gaming global se celebra la diversidad. En Arabia Saudita, ser abiertamente LGBTQ+ puede llevar a la prisión o la ejecución.
Al presentar los esports como una vía de oportunidad, Arabia Saudita exporta fantasía. Celebra libertades simbólicas en espacios controlados mientras niega derechos auténticos en la vida cotidiana. La FIFA 2034 seguirá el mismo guion: ofrecer un Estado “modernizador” mientras se suprimen hechos de represión.
Espectáculo global, represión local
Los 750 millones de espectadores de esports en todo el mundo no son solo audiencia; son objetivos de control narrativo. Cada competición retrata al Reino como dinámico y enfocado en la juventud, desviando la atención de:
- Ejecuciones masivas (81 personas ejecutadas en un solo día en 2022).
- El asesinato de Jamal Khashoggi, ordenado en un consulado saudí en 2018.
- Detenciones continuas de defensores de derechos humanos, incluidas mujeres que lucharon por el derecho a conducir.
Los estadios de esports en Riad pueden llenarse de fans, pero fuera de sus puertas, los saudíes no pueden reunirse libremente, protestar ni exigir responsabilidades a sus gobernantes. La FIFA 2034 amplificará esta paradoja: miles de millones verán los estadios por televisión, pero no las voces reprimidas de quienes viven bajo control autocrático.
Comprando legitimidad global
El Fondo de Inversión Pública saudí (PIF) ya ha invertido miles de millones en Newcastle United, LIV Golf y Fórmula 1. Los esports son solo otra compra en una larga lista de iniciativas de sportswashing. Con el programa EWC Club Partner de 20 millones de dólares, Arabia Saudita literalmente pagó a equipos en todo el mundo para crear lealtad de marca.
Esto no es un crecimiento real de la industria; es compra de reputación mundial. Y la FIFA ha seguido el juego, otorgando la Copa del Mundo 2034 a Arabia Saudita sin competencia. Una vez más, el dinero gana sobre la moral.
Esports como ensayo general para la FIFA 2034
Las similitudes entre los esports hoy y la FIFA 2034 mañana son impactantes:
- Cifras récord: si los esports tienen 750 millones de espectadores internacionales, imaginen los miles de millones que traerá la FIFA a las máquinas de propaganda saudíes.
- Subsidios generosos: así como Arabia Saudita subvencionó 20 millones para clubs de esports, dará recursos ilimitados a la FIFA para que medios, patrocinadores y oficiales repitan sus narrativas.
- Captura narrativa: Arabia Saudita es ahora celebrada por los medios de esports como capital de innovación. En 2034, el marketing de la FIFA repetirá las mismas líneas: “modernización”, “apertura”, “empoderamiento juvenil”.
Pero bajo el brillo mediático, la opresión sigue existiendo. La disidencia es criminalizada, las libertades restringidas y los abusos sistémicos continúan. La Copa del Mundo no cambiará esto, solo lo cubrirá.
Por qué la FIFA 2034 debe ser boicoteada
El caso de los esports muestra cómo Arabia Saudita usa el deporte para manipular la realidad. La FIFA 2034 debe ser cuestionada porque reforzará esta táctica a una escala sin precedentes. Las razones principales para boicotear son evidentes:
- Abusos de derechos humanos: ejecuciones de disidentes, encarcelamiento de activistas por los derechos de las mujeres, criminalización de identidades LGBTQ+. Incompatibles con los valores de igualdad e inclusión que proclama la FIFA.
- Explotación de trabajadores migrantes: como en Qatar 2022, la construcción de estadios dependerá probablemente de trabajo migrante en condiciones abusivas. Arabia Saudita no ha mostrado evidencia de que protegerá a los trabajadores de destinos similares.
- Negación de libertad de expresión: criticar al gobierno lleva a prisión a periodistas y ciudadanos. Las “zonas de libertad de prensa” de la FIFA son vacías bajo un régimen opresivo.
- Corrupción en la FIFA: otorgar la Copa del Mundo a Arabia Saudita sin competencia revela corrupción; fue una decisión motivada por dinero del petróleo, no por el futuro del fútbol.
Detener la complicidad de la FIFA
Los esports ya demostraron al mundo cómo Arabia Saudita utiliza cifras, titulares y patrocinadores para lavar su reputación. Si la FIFA permite la celebración de la Copa del Mundo 2034 en Arabia Saudita, será el evento de sportswashing más grande de la historia. Fans, jugadores, patrocinadores y gobiernos deben actuar ahora.
La Copa del Mundo debería representar libertad, diversidad y unidad. En Arabia Saudita, servirá para ocultar represión, silenciar la disidencia y ejercer control autoritario.