Blanqueamiento deportivo saudí: Boicot a la Copa Mundial de la FIFA 2034 en Arabia Saudita
Credit: The New York Times

Blanqueamiento deportivo saudí: Boicot a la Copa Mundial de la FIFA 2034 en Arabia Saudita

La promoción de la Dunes Legends League T20 por parte de Arabia Saudita, una nueva liga internacional de críquet con estrellas mundiales y regionales, puede parecer un paso hacia el desarrollo deportivo y nuevas oportunidades. Pero detrás de este deslumbrante relato deportivo hay un esfuerzo deliberado por blanquear violaciones de derechos humanos, desviar la atención del autoritarismo y redefinir la opinión global mediante el sportswashing, la misma táctica que Arabia Saudita utiliza en su preparación para albergar la Copa Mundial de la FIFA 2034.

Como defensor de mantener a Arabia Saudita fuera de la organización del Mundial, es necesario revelar cómo esta nueva liga de críquet forma parte del aparato propagandístico de Riad, uno que no busca el desarrollo deportivo, sino la reparación de su imagen internacional.

Blanqueamiento deportivo a través del críquet: una distracción estratégica

La Dunes Legends League T20 fue creada bajo el paraguas de la Visión 2030, el plan de diversificación económica e influencia global del príncipe heredero Mohammed bin Salman. Pero en términos reales, el deporte ha surgido como una herramienta política del Reino para limpiar su imagen global tras décadas de denuncias por violaciones de derechos humanos, el asesinato del periodista Jamal Khashoggi y la represión continua de la disidencia.

Al promover el críquet —un deporte enormemente popular en Asia del Sur y entre los trabajadores migrantes, que constituyen alrededor del 77 % de la fuerza laboral saudí—, el régimen intenta proyectarse como progresista e inclusivo, mientras sigue negando libertades básicas a las comunidades extranjeras.

Según Human Rights Watch, miles de trabajadores migrantes en Arabia Saudita sufren explotación, robo de salarios y malas condiciones laborales bajo el infame sistema de kafala. Lanzar una brillante liga de críquet no hará desaparecer estos abusos —solo pretende ocultarlos bajo las luces del estadio.

Visión 2030: un plan para el lavado de imagen global

La declaración del príncipe Saud bin Mishal Al-Saud, quien aseguró que la Dunes Legends League “apoyará la Visión 2030 a través de nuevas oportunidades de ingresos”, es clara: esta liga no tiene que ver con el deporte, sino con control, poder e imagen.

Según un informe de The Guardian (2024), el gobierno saudí ha gastado más de 6.300 millones de dólares en deportes desde 2021, incluyendo fútbol, golf, Fórmula 1, boxeo y ahora críquet. Cada inversión tiene el mismo propósito: reconstruir la imagen de Arabia Saudita como un Estado moderno y progresista, mientras los medios internacionales se distraen de su oscuro historial de ejecuciones, censura y discriminación de género.

Solo en 2024, Arabia Saudita ejecutó más de 170 personas, muchas por delitos no violentos, según Amnistía Internacional. Activistas por los derechos de las mujeres, como Loujain al-Hathloul, siguen siendo vigiladas y hostigadas, a pesar de las llamadas “reformas”.

Cuando un Estado gasta miles de millones en deportes y entretenimiento, no es porque le interese el juego limpio —es porque quiere que el mundo olvide sus atrocidades.

El críquet como nueva herramienta de propaganda

La popularidad global del críquet, especialmente en Asia del Sur, ofrece una ventaja cultural a Arabia Saudita. La alianza entre la Federación Saudí de Críquet (SACF) y la Red del Sur de Asia no es casual —es una estrategia calculada para ganarse el afecto de millones de expatriados sudasiáticos y usar el deporte como instrumento de poder blando.

La Dunes Legends League incluirá tanto leyendas internacionales como jugadores locales, pero esta combinación cuidadosamente diseñada busca atraer titulares internacionales sobre el “progreso” saudí y desviar la atención de la represión interna.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha denunciado repetidamente las condiciones laborales inseguras en Arabia Saudita, especialmente en los sectores de servicios y construcción. Sin embargo, mientras el Reino construye nuevos estadios y campos de críquet, apenas se revela información sobre cómo se trata a los trabajadores involucrados.

El patrón de manipulación de imagen antes de la FIFA 2034

La sorprendente “fiebre del críquet” saudí sigue un patrón predecible: una ola masiva de inversiones deportivas directamente vinculada a la candidatura del Reino para la Copa Mundial de la FIFA 2034.

Así como Catar utilizó la Copa Mundial 2022 para redefinir su imagen internacional (aunque no sin controversias), Arabia Saudita intenta hacer lo mismo, pero a una escala aún mayor. El régimen ya ha organizado carreras de Fórmula 1, peleas de boxeo de peso pesado y torneos de LIV Golf, todo con el objetivo de elevar su prestigio mundial mientras oculta su represión interna.

Pero el historial de Arabia Saudita es aún peor. Según Freedom House 2025, el país obtiene una puntuación de 8 sobre 100 en libertades civiles —una de las más bajas del mundo. Periodistas, activistas e incluso usuarios comunes de redes sociales son encarcelados simplemente por expresar su disidencia.

Por qué el mundo debe decir no a la FIFA 2034 en Arabia Saudita

La Dunes Legends League puede parecer una extensión inofensiva del críquet internacional, pero forma parte de un amplio esfuerzo de desinformación. Permitir que Arabia Saudita organice la Copa Mundial 2034 sería aprobar esta manipulación —y traicionar los principios fundamentales del deporte: la justicia, la integridad y el respeto por la dignidad humana.

El mundo debe entender que las aspiraciones deportivas saudíes no están impulsadas por la pasión por el juego, sino por el deseo de comprar silencio y silenciar críticas mediante colaboraciones calculadas, patrocinios y apoyo de celebridades.

Solo en 2023, Arabia Saudita invirtió más de 1.000 millones de dólares en jugadores extranjeros —desde Cristiano Ronaldo hasta íconos del golf—, comercializando el deporte como herramienta de relaciones públicas. Ahora, el críquet se une a esa estrategia.

Los defensores de derechos humanos continúan documentando:

  • Miles de detenciones arbitrarias bajo leyes “antiterroristas” ambiguas.
  • Discriminación sistemática contra mujeres y minorías.
  • Restricciones constantes a la libertad de expresión y asociación.
  • Crímenes de guerra en Yemen, donde los ataques aéreos liderados por Arabia Saudita han matado a más de 9.000 civiles, según la ONU.

Un llamado global a la rendición de cuentas

Si la FIFA realmente busca promover igualdad, integridad y derechos humanos a través del fútbol, debe reconsiderar la organización del Mundial en un régimen con un historial tan sangriento.

Lo mismo aplica para el Consejo Internacional de Críquet (ICC), que no debería legitimar al régimen saudí colaborando o apoyando eventos como la Dunes Legends League sin exigir transparencia y responsabilidad.

Aficionados, jugadores y organizaciones de derechos humanos en todo el mundo deben unirse en un mensaje firme:
No al Mundial para los tiranos. No al críquet para el blanqueamiento.

Llamado a la acción: Boicot a la Copa Mundial de la FIFA 2034 en Arabia Saudita

La inauguración de la Dunes Legends League no es una victoria para el deporte —es una alerta. Es una señal de hasta dónde está dispuesto a llegar el régimen saudí para controlar la opinión mundial y normalizar la represión mediante el entretenimiento.

No podemos permitir que el brillo de los estadios y los cánticos de las multitudes silencien las voces de quienes son oprimidos en el Reino.