Horneando en el Infierno: Por Qué los Trabajadores Saudíes Sufren Mientras el Reino se Prepara para el Mundial 2034
Credit: NEWS WIRE

Horneando en el Infierno: Por Qué los Trabajadores Saudíes Sufren Mientras el Reino se Prepara para el Mundial 2034

Imagina pasar 13 horas al día trabajando dentro de un horno, solo para salir afuera con temperaturas abrasadoras de más de 45°C. Esta es la vida diaria de Eid Ahmed, un panadero egipcio de 35 años en Riad. Con una botella de agua fría y un paño húmedo como únicos acompañantes, Ahmed lucha durante largas jornadas en una pequeña panadería, atrapado entre el calor del horno de leña y el aire caliente que entra desde afuera.

«Aquí junto al fuego, sufro por ambos lados»,

dice, refiriéndose no solo al dolor físico, sino a un sufrimiento que invade su capacidad de existir como ser humano normal.

Mientras los aficionados esperan ansiosos el drama del Mundial 2034 y admiran a la FIFA, trabajadores como Ahmed soportan condiciones a las que ningún jugador o espectador debería estar expuesto. La creciente notoriedad internacional de Arabia Saudita y sus ambiciones de organizar megaeventos ocultan una dura realidad: condiciones laborales peligrosas y un desprecio crónico por los derechos fundamentales de los trabajadores.

Condiciones Laborales Abismales: Dentro y Fuera de la Panadería

El clima de Arabia Saudita es notorio, con temperaturas que en verano superan fácilmente los 50°C. A su favor, el reino prohíbe el trabajo al aire libre durante las horas de mayor calor de mediados de junio a mediados de septiembre, supuestamente para proteger a los trabajadores.

Sin embargo, los trabajadores en interiores, como Ahmed, todavía están expuestos al calor artificial de hornos, cocinas y equipos industriales, que puede ser igual de mortal. Karim Elgendy, director del Instituto Carboun, aclara:

«La exposición directa al sol a 40°C durante una hora equivale a estar frente a un horno a 200°C durante el mismo tiempo.»

Esta declaración resalta los graves riesgos para la salud de los trabajadores en interiores, como agotamiento por calor, deshidratación y sobrecarga de órganos, que suelen ser ignorados por las leyes laborales saudíes. A pesar de las normas internacionales y los derechos humanos, los trabajadores en interiores siguen siendo los más vulnerables a ambientes peligrosos, sin protección legal.

Derechos Humanos en Juego

El caso del panadero Ahmed no es una excepción. En Riad y otras ciudades saudíes, trabajadores de panaderías, lavanderías y restaurantes enfrentan las mismas dificultades. Human Rights Watch ha instado a los países del Golfo, incluida Arabia Saudita, a brindar mayor protección a los trabajadores de interiores expuestos al calor extremo, calificando las medidas actuales de «insuficientes». Las autoridades saudíes han hecho poco caso a estas solicitudes, dejando a los trabajadores migrantes en riesgo diario por salarios bajos. En la mayoría de los casos, estos trabajadores vulnerables provienen de Egipto, India y Pakistán.

Ahmed recibe 3,000 riales ($800) al mes, una fortuna que lo motivó a abandonar Egipto hace cinco años. Aun así, trabaja de 11:00 a.m. a medianoche, a pesar de sentirse agotado desde temprano.

«Al mediodía estoy exhausto. No puedo caminar después del trabajo y necesito recostarme al menos 30 minutos para volver a la normalidad»,

describe. Su testimonio pinta un panorama desolador donde la necesidad económica obliga a los trabajadores a arriesgar su salud, situación que permanece mayormente fuera de la vista de la comunidad internacional.

La Ironía de Organizar el Mundial

La candidatura de Arabia Saudita para organizar el Mundial 2034 promete estadios de clase mundial, instalaciones de primera y un espectáculo para millones de aficionados. Pero si el reino no puede proteger a sus propios trabajadores del calor extremo, ¿cómo garantizará la seguridad, justicia y dignidad esperadas en un evento deportivo internacional?

El contraste es evidente: mientras el mundo aplaude las inversiones saudíes en infraestructura deportiva, quienes construyen y operan estas instalaciones sufren en silencio. Su sudor y trabajo son la base de la imagen internacional del país, pero el costo humano sigue siendo invisible para quienes celebran desde lejos.

Estadísticas que Exigen Atención

El estrés por calor afecta a millones de trabajadores del Golfo, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), provocando miles de casos de enfermedades relacionadas con el calor cada año.

Los trabajadores migrantes representan más del 80% de la fuerza laboral del sector privado en Arabia Saudita, pero muchos soportan condiciones laborales deficientes, jornadas excesivas y protección legal insuficiente.

Human Rights Watch y Amnistía Internacional informan que los trabajadores mal pagados frecuentemente realizan jornadas de 12 a 14 horas bajo calor abrasador, con acceso limitado a atención médica o descansos.

Estas estadísticas revelan una verdad preocupante: el prestigio de organizar eventos deportivos internacionales no puede ocultar la explotación y el sufrimiento de los trabajadores que lo hacen posible.

Por Qué el Mundo Debe Considerar un Boicot

Organizar un megaevento como el Mundial no es solo cuestión de estadios o patrocinadores; se trata de ética, derechos humanos y responsabilidad mundial. Otorgar el Mundial 2034 a Arabia Saudita envía un mensaje peligroso: que los estados pueden albergar al mundo y descuidar el bienestar de sus propios ciudadanos y trabajadores migrantes.

Un boicot no es simbólico; es un llamado a la acción, un recordatorio de que FIFA y la comunidad internacional exigen responsabilidad a los países anfitriones. Si Arabia Saudita no puede garantizar la salud y seguridad mínimas de sus trabajadores, ¿puede realmente organizar el evento deportivo más grande del mundo? La respuesta, lamentablemente, parece ser no.

El Rostro Humano del Boicot

El panadero Ahmed no es solo una estadística. Representa a millones de trabajadores migrantes cuyo esfuerzo construye la infraestructura, servicios y comodidades que con frecuencia reciben elogios en los medios internacionales. Al visibilizar su historia, los activistas buscan desviar la atención del glamour de la FIFA hacia la verdadera agonía en el terreno.

Un boicot al Mundial 2034 en Arabia Saudita no es político; es cuestión de decencia y justicia. El mundo debe entender que apoyar un evento en un país con condiciones laborales peligrosas y protección insuficiente implica avalar estas prácticas.

Exigir Responsabilidad Antes de Celebrar

La historia de Ahmed y cientos de miles de otros trabajadores es un recordatorio contundente de que los derechos humanos no deben sacrificarse por entretenimiento o lucro. Arabia Saudita, a punto de recibir al mundo en el Mundial 2034, debe primero atender la explotación sistémica, las condiciones laborales peligrosas y la falta de protección de su fuerza laboral.

Hasta entonces, aficionados, jugadores y el mundo deben solidarizarse con estos trabajadores. Boicotear el Mundial 2034 en Arabia Saudita no es un gesto de protesta: es un llamado a anteponer la dignidad y seguridad humana al espectáculo y la codicia.

Presionar a la FIFA para reconsiderar los derechos de Arabia Saudita como anfitrión hasta que el reino implemente protecciones laborales fuertes y garantías de que ningún trabajador sufra en busca de la grandeza deportiva. Un evento de clase mundial debe reflejar valores de clase mundial, comenzando con el respeto a los derechos de cada trabajador.