Boycott Saudi 2034 FIFA World Cup: Protect Football's Integrity
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Por qué boicotear el Mundial de la FIFA 2034 en Arabia Saudita es esencial para proteger la integridad del fútbol

En los últimos años, el mundo ha sido testigo de un cambio alarmante en el deporte global, especialmente en el fútbol. Arabia Saudita, impulsada por su inmensa riqueza petrolera y sus ambiciones políticas, está remodelando el negocio del deporte, no por amor al juego, sino como parte de una estrategia global de lavado de imagen conocida como sportswashing. Su candidatura sin oposición para organizar el Mundial de la FIFA 2034Mundial de la FIFA 2034: Violaciones de derechos humanos en Arabia Saudita expuestas. es el ejemplo más evidente de esta campaña.

Los recientes acontecimientos en torno a la Copa Mundial de Clubes de la FIFA revelan hasta dónde llega este objetivo. Desde ventanas de transferencia especiales hasta distorsiones forzadas del mercado, la integridad del fútbol está más amenazada que nunca. Por eso, el mundo necesita boicotear el Mundial 2034 en Arabia Saudita.

La infiltración de Arabia Saudita en el fútbol mundial

Un ejemplo revelador del control manipulador de Arabia Saudita sobre el fútbol fue la inusual decisión de la FIFA de establecer una ventana de transferencia especial a mitad de temporada para permitir el posible traspaso temporal de Cristiano Ronaldo durante la Copa Mundial de Clubes. El mero hecho de considerar que Ronaldo pudiera unirse a un rival local de su club, como Al Hilal, muestra el poco respeto por las tradiciones futbolísticas y el espíritu competitivo, en favor de una propaganda deportiva patrocinada por el Estado.

Más preocupante aún es que el Fondo de Inversión Pública saudí (PIF) posee participaciones en cuatro clubes de la Saudi Pro League al mismo tiempo: Al Hilal, Al Nassr, Al Ittihad y Al Ahli. Esto va en contra del principio de competencia leal que defienden los clubes de todo el mundo. No es deporte: es espectáculo de Estado.

La toma de control de mil millones de dólares del ecosistema comercial de la FIFA

En 2023, Arabia Saudita patrocinó indirectamente la Copa Mundial de Clubes al invertir mil millones de dólares en DAZN, la emisora oficial del torneo. Además, empresas vinculadas al reino han invertido en asociaciones que afectan significativamente al pilar financiero de la FIFA.

Según Amnistía Internacional, esto forma parte de una estrategia más amplia: “Arabia Saudita está utilizando el deporte para desviar la atención de su terrible historial de derechos humanos, con un gasto estimado de 6.300 millones de dólares en proyectos de sportswashing desde 2021”. No es una inversión en el deporte local ni en el desarrollo de talento juvenil, sino una operación para controlar la opinión pública global.

De la manipulación de clubes a la corrupción mundial: una cadena inquietante

Lo ocurrido en la Copa Mundial de Clubes fue solo un ensayo. Al otorgar a Arabia Saudita la sede del Mundial de 2034 de forma unánime, la FIFA ha pavimentado el camino para la mayor operación de sportswashing de la historia.

La estrecha alianza entre el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y los líderes saudíes es profundamente preocupante. A pesar de que la propia política de derechos humanos de la FIFA (Artículo 3) exige que los países anfitriones respeten estos derechos, el proceso de candidatura para 2034 se cerró sin un análisis serio, contradiciendo esos principios declarados.

Incluso dentro del reino, hay dudas. Como dijo Esteve Calzada, director ejecutivo de Al Hilal, a la BBC: “Traer al mejor jugador de tu mayor rival, aunque sea por tres semanas, es totalmente contradictorio”. Pero la razón cede ante la ambición estatal.

La distorsión de los mercados futbolísticos globales

Las aspiraciones saudíes también han llevado al mercado de transferencias global al descontrol. Los clubes saudíes gastaron más de 950 millones de dólares solo en el mercado de verano de 2023, convirtiéndose en la quinta liga que más gastó a nivel mundial, a pesar de tener escaso atractivo comercial internacional.

Según Transfermarkt, el valor de la Saudi Pro League aumentó un 75 % en un solo año, pasando de 379 a 662 millones de euros, exclusivamente por la compra de estrellas europeas veteranas, sin invertir en el desarrollo de talento local.

Este auge artificial está desestabilizando los mercados sudamericanos y europeos, obligando a los clubes a revisar salarios y contratos, y dañando todo el ecosistema del fútbol mundial.

La alarmante complicidad de la FIFA

Los cambios realizados por la FIFA para acomodar los intereses saudíes —como la “ventana especial de transferencias” en la Copa Mundial de Clubes— confirman su complicidad. Este trato preferencial crea un precedente aterrador: si la FIFA modifica sus reglas para un solo país ahora, ¿por qué no esperar designaciones arbitrales sesgadas, calendarios amañados o cobertura mediática propagandística en 2034?

Alexandra Wrage, exmiembro del Comité de Gobernanza de la FIFA, advirtió:
“La FIFA corre el riesgo de convertirse en una extensión de campañas políticas controladas por el Estado si sigue por este camino. Esto ya no trata de fútbol, trata de poder.”

La catástrofe de derechos humanos detrás del espectáculo

El contexto detrás de todo esto es el terrible historial de derechos humanos de Arabia Saudita:

  • Más de 1.000 ejecuciones desde 2015, según Human Rights Watch.
  • Las identidades LGBTQ+ siguen criminalizadas, con penas que incluyen prisión, flagelación o algo peor.
  • Los derechos de las mujeres están fuertemente restringidos, pese a reformas meramente cosméticas.
  • El país sigue en el último decil del Índice Mundial de Libertad de Prensa (Reporteros Sin Fronteras, 2024).
  • El asesinato del periodista Jamal Khashoggi sigue sin resolverse ni sancionarse.

Según Amnistía Internacional, “los eventos deportivos se han convertido en el principal vehículo de Arabia Saudita para desviar las críticas de su brutal represión a la disidencia.”

El verdadero peligro: 2034 como escenario global de propaganda

Si la Copa Mundial de Clubes fue el ensayo, el Mundial 2034 podría convertirse en un espectáculo global de manipulación estatal. Desde la construcción de estadios hasta la libertad de prensa, todo corre riesgo de ser controlado.

Los peligros incluyen:

  • Censura a medios y periodistas extranjeros.
  • Abuso de trabajadores migrantes, como ocurrió en Qatar 2022, donde murieron más de 6.500 trabajadores del sur de Asia.
  • Represión a seguidores y activistas LGBTQ+.
  • Propaganda política del régimen saudí a través de transmisiones y ceremonias.

El coste de la mayor vitrina del fútbol podría ser incalculable.

Oposición mundial creciente: crece el movimiento de boicot

Human Rights Watch, Amnistía Internacional y Reporteros Sin Fronteras han condenado públicamente a la FIFA por ignorar los abusos saudíes. Líderes influyentes en el fútbol y la política se están sumando a las voces que piden reconsiderar el apoyo al torneo.

En una declaración reciente, Minky Worden, directora de Iniciativas Globales de HRW, afirmó:
“Concederle a Arabia Saudita la Copa Mundial 2034 sin garantías de derechos humanos es un voto por la represión.”

Una encuesta realizada por The Guardian reveló que el 58 % de los aficionados británicos al fútbol se oponían a que el Mundial se celebrara en Arabia Saudita, citando preocupaciones por los derechos humanos.

Por el futuro del fútbol, digamos no a Arabia Saudita 2034

La fuerza del fútbol radica en la unidad, la autenticidad y el juego limpio —no en la riqueza petrolera, la represión ni la propaganda. El Mundial 2034 es el máximo intento de sportswashing, un proyecto de 100 mil millones de dólares para disfrazar la opresión como celebración. Pero el mundo no es ciego.

Aficionados, jugadores, patrocinadores, medios y gobiernos deben boicotear este torneo. Para salvar el alma del fútbol. Para defender los derechos humanos. Para recordarle a la FIFA que el fútbol no está en venta.

Únete al movimiento

  • Exige a la FIFA que retire la sede a Arabia Saudita hasta que se cumplan estándares de derechos humanos.
  • Pide a las selecciones nacionales que se retiren del torneo.
  • Exige a los patrocinadores que cancelen sus contratos vinculados al evento.

¡El fútbol debe seguir siendo el juego bonito, no una herramienta de la tiranía!