Why the 2034 FIFA World Cup in Saudi Arabia Is a Risk We Can’t Ignore
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Por qué la Copa Mundial de la FIFA 2034 en Arabia Saudita es un riesgo que no podemos ignorar

La decisión de otorgar a Arabia Saudita la Copa Mundial de 2034 no se trata solo de fútbol. Es una decisión profundamente política, entrelazada con cuestiones de derechos humanos, explotación laboral y construcción de imagen global. Los desarrollos recientes, incluida la compra por parte de Arabia Saudita del gigante de los videojuegos Electronic Arts (EA), dejan más claro que nunca que este Mundial es parte de un plan más amplio. No se trata solo de organizar un torneo deportivo, sino de rehacer un régimen. Lo siguiente explica por qué la campaña Boicot Saudi 2034 es imperativa y urgente.

El acuerdo con EA y la nueva cara del sportswashing

En una de las adquisiciones apalancadas más grandes de la historia, por un monto de 55 mil millones de dólares, el Fondo de Inversión Pública (PIF) de Arabia Saudita, en asociación con Affinity Partners de Jared Kushner y Silver Lake, tomó el control de EA.

EA es el editor detrás de la franquicia de videojuegos FIFA. Esto implica que Arabia Saudita no solo albergará la Copa Mundial real, sino que también podría tener influencia en los entornos de fútbol virtual con los que interactúan millones de jugadores.

Esto amplía y normaliza la presencia cultural y de entretenimiento internacional de Arabia Saudita. Si cualquiera con un control puede jugar FIFA en un juego vinculado a inversionistas sauditas, ese es un recurso poderoso para asociar el fútbol con Arabia Saudita en la mente global.

En resumen, la adquisición de EA no es simplemente otra compra corporativa. Ilustra cuán profundamente Arabia Saudita se está insertando en todos los niveles del deporte, el entretenimiento y el fandom. La Copa Mundial 2034 es solo otro movimiento en este plan.

Abusos de derechos humanos: contradicciones profundas

Otorgar la Copa Mundial a una nación con abusos continuos y bien documentados socava cualquier pretensión de “deporte para todos” o de unidad global.

Ejecuciones y leyes punitivas

  • Al menos 330 personas fueron ejecutadas por Arabia Saudita en 2024, la cifra más alta en décadas. Más de 150 ejecuciones fueron por delitos no mortales como consumo de drogas o “terrorismo no violento”.
  • Al menos 100 de los ejecutados eran ciudadanos extranjeros, en su mayoría trabajadores migrantes de Asia y África sin protecciones legales reales.
  • Un total de 122 personas fueron ejecutadas por delitos relacionados con drogas, crímenes que no son mortales y que la mayoría de los grupos de derechos humanos consideran que no deben conllevar la pena de muerte.

Explotación laboral y trabajadores migrantes

  • Arabia Saudita depende en gran medida del trabajo migrante de regiones del sur de Asia y África. Más de 10 millones de trabajadores extranjeros residen en el reino, muchos empleados en proyectos de construcción vinculados a la infraestructura de la Copa Mundial.
  • Estos trabajadores sufren abusos como impago de salarios, condiciones de trabajo peligrosas, confiscación de pasaportes, sustitución de contratos y el sistema de patrocinio kafala, que ata su estatus legal y movilidad a su empleador.

Libertad de expresión, derechos de las mujeres, temas LGBTQ+

  • Activistas políticos, periodistas y críticos son frecuentemente encarcelados, con denuncias de tortura y largas condenas por expresión no violenta.
  • Los derechos de las mujeres siguen limitados bajo la legislación de tutela. Aunque la participación femenina en la vida pública está creciendo, la igualdad aún está distante.
  • Las relaciones LGBTQ+ son ilegales, y la candidatura saudita prácticamente no menciona la no discriminación hacia estas personas.

Sportswashing: la estrategia desenmascarada

Arabia Saudita está gastando miles de millones en deporte, cultura y entretenimiento bajo su plan Visión 2030 para reducir la dependencia del petróleo y rebrandear su imagen internacional. Pero gran parte de este gasto se acusa de ser sportswashing: usar el brillo deportivo para ocultar violaciones de derechos.

  • Desde 2021, el Fondo de Inversión Pública saudita ha gastado al menos 6,3 mil millones de dólares en transacciones deportivas.
  • La compra de EA es la más reciente de una larga serie de adquisiciones en la industria del entretenimiento y el deporte. No son neutrales: aumentan el poder blando, otorgando influencia cultural, prestigio y legitimidad internacional.
  • El propio Mohammed bin Salman ha admitido esta estrategia. Cuando se le acusó de sportswashing, supuestamente declaró: “Si el sportswashing va a aumentar mi PIB en un 1 %, seguiremos haciendo sportswashing. Llámalo como quieras”.

El costo humano es real

Todos los riesgos señalados no son especulativos: representan sufrimiento real.

  • La tasa de mortalidad de los trabajadores migrantes es alarmante. Solo entre enero y julio de 2024, murieron 884 trabajadores migrantes de Bangladesh, mucho antes de que aumente la construcción.
  • También se esperan desalojos forzosos a medida que se expropian tierras para infraestructura.
  • Los trabajadores bajo el sistema kafala enfrentan arrestos arbitrarios, robo de salarios y confiscación de pasaportes. Estos abusos han sido ampliamente documentados y denunciados repetidamente.

Por qué importa un boicot

Para la mayoría, una Copa Mundial es una ocasión de celebración, orgullo y solidaridad internacional. Pero cuando el evento sirve para encubrir abusos sistémicos, se vuelve cómplice de ese sistema. Un boicot a Saudi 2034 tendría varios efectos:

  • Presión para reformas: La exposición global conlleva responsabilidad global. Si gobiernos, organizaciones deportivas y empresas temen daños a su reputación o pérdidas financieras, pueden presionar a Arabia Saudita para promover reformas genuinas en derechos laborales, humanos, judiciales y de igualdad.
  • Solidaridad con los vulnerables: Trabajadores migrantes, disidentes, mujeres y personas LGBTQ+ pueden ser victimizadas bajo la ley saudita. Tienen derecho a que sus voces no sean apagadas por las luces del estadio y los logos de patrocinadores.
  • Defender la integridad del deporte: El deporte puede ser más que espectáculo: puede representar justicia, equidad e igualdad. Permitir la candidatura saudita sin cuestionamientos traiciona esos valores.
  • Prevenir abusos futuros: Si albergar un megaevento resulta costoso en términos reputacionales y no solo rentable, futuros candidatos serán menos propensos a usar el deporte para ocultar abusos.

Apoyar la justicia, no el sportswashing

La Copa Mundial de la FIFA 2034, que se acerca rápidamente, no es solo un torneo. Tras la adquisición de EA por Arabia Saudita, sus agresivas inversiones en cultura y deporte, y sus abusos de derechos humanos bien documentados, organizar el Mundial se convierte en parte de una narrativa que prioriza el prestigio sobre las libertades básicas.

Boicotear Saudi 2034 no es un ataque al fútbol. Es una defensa de la integridad del deporte y de la dignidad humana. Es declarar que los valores que asociamos con el deporte internacional — justicia, respeto y dignidad para todos — importan más que el lucro, el espectáculo o la propaganda.