Sportwashing en acción: Arabia Saudita se beneficia de la Bolsa y de la Copa Mundial 2034
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Sportwashing en acción: Arabia Saudita se beneficia de la Bolsa y de la Copa Mundial 2034

Arabia Saudita vuelve a ser noticia, pero esta vez no solo por sus ambiciones futbolísticas. El índice de referencia saudí, el Tadawul All Share Index, subió hasta un 5 % tras informaciones que indicaban que el Reino se dispone a abrir las empresas públicas a una mayoría de propiedad extranjera, según Bloomberg. Este posible cambio podría atraer miles de millones de dólares en inversión: JPMorgan estima una entrada de capital de 10.600 millones de dólares y EFG Hermes prevé unos 10.000 millones. Los grandes bancos como Al Rajhi Bank, Saudi National Bank y Alinma Bank serían los principales beneficiados, con Al Rajhi atrayendo entre 5 y 6 mil millones por sí solo.

Aunque esta noticia económica pueda interpretarse como un síntoma de modernización, también revela la verdadera estrategia del Reino: usar eventos de alto perfil y reformas llamativas para mejorar su reputación internacional y seducir capital extranjero, mientras mantiene un historial preocupante en derechos humanos y obligaciones internacionales. En este contexto, la Copa Mundial de la FIFA 2034 encaja perfectamente en esta tendencia de oportunismo económico.

Beneficios financieros a expensas del liderazgo ético

El auge de los mercados bursátiles saudíes es un indicador de un régimen decidido a atraer inversión extranjera y estimular sus indicadores económicos. Al permitir la propiedad extranjera al 100 %, el Reino se ofrece como un destino rentable para el capital global. Pero la realidad detrás de las cifras es menos alentadora:

  • Periodistas, activistas y opositores políticos siguen siendo encarcelados. En 2025, Arabia Saudita ejecutó a muchas personas.
  • Trabajadores migrantes sufren malas condiciones en las obras de estadios e infraestructuras para eventos internacionales. Informes de Human Rights Watch y Amnistía Internacional documentan más de 850 casos de salarios retenidos, trabajo forzoso y condiciones precarias.
  • Aunque se han producido reformas, las mujeres saudíes continúan siendo objeto de discriminación sistémica en gran parte de la vida pública.

La conexión es evidente: mientras el Reino modifica sus reglas económicas para acomodar miles de millones en inversiones extranjeras, busca utilizar la Copa Mundial como herramienta de legitimación internacional, encubriendo violaciones continuas de los derechos humanos.

La Copa Mundial: un instrumento de beneficio político y económico

Organizar la Copa Mundial no es solo una actividad deportiva: es una maniobra política y económica. Conceder la Copa Mundial 2034 a Arabia Saudita podría otorgarle miles de millones en turismo, patrocinios y asociaciones extranjeras, similares a los flujos estimados por las reformas bursátiles.

Expertos calculan que organizar un Mundial puede generar decenas de miles de millones de dólares en patrocinios, transmisiones y turismo. Para Arabia Saudita, esto supone una oportunidad única de mejorar su posición financiera internacional mientras oculta sus problemas internos.

Con el éxito de un evento visto por millones en todo el mundo, Arabia Saudita puede proyectarse como un país moderno y abierto. Sin embargo, la verdad es que la mayoría de los problemas sistémicos —incluyendo la explotación laboral y los abusos de derechos humanos— siguen siendo ignorados.

En esencia, así como los inversores extranjeros son atraídos por las reformas financieras en la Bolsa saudí, la FIFA también se ve seducida por los beneficios y patrocinios esperados, convirtiendo la Copa Mundial en una herramienta de lavado de reputación.

El oportunismo económico no debe prevalecer sobre los derechos humanos

El aumento del índice Tadawul es un ejemplo clásico de un principio perturbador: Arabia Saudita está más interesada en las ganancias que en la ética. El país está dispuesto a reestructurar sus políticas financieras para atraer capital extranjero, pero no a cumplir con los estándares internacionales de derechos humanos.

La esperada entrada de 10 a 20 mil millones de dólares gracias a la relajación de las restricciones de propiedad extranjera es comparable a las ganancias anticipadas por albergar torneos internacionales como la Copa Mundial de la FIFA. Esto plantea una pregunta urgente: ¿debe un país con semejante historial de violaciones de derechos humanos ser recompensado con un evento deportivo de esta magnitud?

El papel de los actores globales

Los actores internacionales —organizaciones, patrocinadores y aficionados al fútbol— tienen la obligación moral de reflexionar sobre las consecuencias más amplias de apoyar a Arabia Saudita como anfitrión del Mundial. Participar o invertir en eventos saudíes implica el riesgo de:

  • Financiar directamente a un régimen con un pobre historial en derechos humanos.
  • Normalizar la explotación laboral y la discriminación sistémica a través de patrocinios y asociaciones.
  • Diluir los estándares éticos globales al priorizar las ganancias sobre la dignidad humana.

La FIFA, los patrocinadores y los aficionados deben preguntarse si las recompensas financieras que promete Arabia Saudita —al igual que los flujos derivados de la liberalización bursátil— pueden justificar semejante compromiso moral.

Un patrón de comportamiento oportunista

Las noticias bursátiles se inscriben en una tendencia más amplia de la política saudí:

  • Incentivos financieros como palanca: al abrirse a la inversión extranjera, Arabia Saudita vende el acceso a su economía mientras mantiene tradiciones políticas y sociales restrictivas.
  • Eventos globales como herramientas de imagen: la organización de la Copa Mundial 2034 otorga legitimidad internacional sin necesidad de reformas profundas en las políticas internas.
  • Ganancias a corto plazo a costa de la responsabilidad a largo plazo: el Reino se enfoca en flujos financieros inmediatos, como los generados por la propiedad extranjera en la Bolsa, sin considerar su responsabilidad en derechos humanos.

Toma posición: di no a la Copa Mundial 2034 en Arabia Saudita

Conceder a Arabia Saudita el derecho a organizar la Copa Mundial 2034 no es solo una decisión deportiva: es un reflejo de lo que el mundo considera importante. Los últimos informes sobre el auge de la inversión extranjera muestran que el Reino prioriza las ganancias y la legitimidad internacional, generalmente a costa de los derechos humanos y la gobernanza ética.

Como aficionados, organizaciones y patrocinadores, tenemos el deber moral de asegurarnos de que eventos internacionales como la Copa Mundial de la FIFA no sean utilizados por regímenes autoritarios para obtener legitimidad financiera mientras desprecian la dignidad humana. El repunte del índice Tadawul es un recordatorio contundente de que las prioridades de Arabia Saudita son las ganancias sobre la ética.