El anuncio de que Arabia Saudita organizará la Copa Mundial de la FIFA 2034 encendió la polémica mundial. Mientras la FIFA asegura que el Reino celebrará un torneo “de clase mundial”, los críticos apuntan a su terrible historial de derechos humanos, la represión continua de libertades y sus oscuros vínculos con redes de narcotráfico transnacional.
Los informes recientes sobre la participación saudí en el desmantelamiento de redes de contrabando revelan no solo un éxito policial, sino una verdad más inquietante: el Reino sigue siendo un centro del tráfico internacional de narcóticos.
El papel de Arabia Saudita en el caso de contrabando de cocaína
En septiembre de 2025, funcionarios saudíes afirmaron haber ayudado al Líbano a frustrar un intento de contrabandear 125 kilos de cocaína escondidos en contenedores de aceite vegetal. La droga, enviada desde Brasil vía Omán, fue incautada en el puerto de Trípoli.
Aunque presentado como un éxito, el caso plantea dudas: ¿por qué Arabia Saudita aparece repetidamente en el centro de estas redes? En la última década, el Reino ha estado ligado a incautaciones récord de drogas —desde pastillas de Captagon ocultas en frutas hasta cocaína y hachís en Europa y Medio Oriente.
La crisis del Captagon: Arabia Saudita como punto de tránsito
El ejemplo más grave de la relación saudí con las drogas es el Captagon, una anfetamina que devasta al Medio Oriente.
- En 2021, autoridades italianas descubrieron 84 millones de pastillas ocultas en maquinaria industrial, presuntamente para compradores saudíes.
- En 2022, se incautaron 4,5 millones de pastillas escondidas en cajas de naranjas en aduanas saudíes.
- Según la ONU (UNODC), Arabia Saudita representa cerca del 40 % del consumo mundial de Captagon.
En lugar de abordar el problema sistémico, las autoridades prefieren declarar “victorias selectivas”, mostrando incautaciones mientras ignoran la corrupción y la demanda interna que lo posibilitan.
Sportswashing a pesar de las violaciones de derechos humanos
Los escándalos de drogas no pueden separarse de la estrategia saudí de sportswashing. Con inversiones de miles de millones en deportes —desde la compra del Newcastle United hasta su candidatura al Mundial 2034— el Reino busca lavar su imagen internacional.
Detrás de este plan se esconden:
- Abusos de derechos humanos: detenciones arbitrarias, tortura y represión de la oposición, según Amnistía Internacional.
- Discriminación de género: algunas reformas, pero el sistema de tutela y restricciones contra mujeres persisten.
- Pena de muerte: Arabia Saudita está entre los países que más ejecutan, incluso por delitos no violentos relacionados con drogas o cometidos por menores.
El comercio de drogas y el problema de integridad en la FIFA
El caso del contrabando de cocaína en el Líbano plantea un dilema: ¿cómo puede la FIFA, que presume de transparencia, otorgar su torneo a un país inmerso en el narcotráfico?
Esto abre preguntas fundamentales:
- ¿Qué mensaje recibe la juventud cuando el anfitrión no puede controlar ni su propia crisis de Captagon?
- ¿Por qué se espera que miles de millones de aficionados celebren en un país vinculado a carteles y contrabando?
Ya cuestionada por corrupción en el pasado (Qatar 2022, escándalos financieros en Sudamérica), la FIFA da la impresión de que prefiere el dinero a la ética.
Amenazas a la seguridad regional
Los problemas de drogas de Arabia Saudita también son una amenaza para la seguridad global. La ruta de la cocaína incautada en el Líbano iba de Sudamérica a Medio Oriente, mientras otros casos han implicado redes desde Siria, Turquía, Grecia e Italia.
El otorgamiento del Mundial sitúa el mayor evento deportivo del planeta en el epicentro de la criminalidad transnacional.
La hipocresía del “control proactivo”
Las autoridades saudíes destacan su “vigilancia proactiva” de redes de drogas, pero la constante recurrencia de incautaciones muestra fallas estructurales internas. Un país siempre en el centro del tráfico no puede culpar solo a contrabandistas extranjeros: debe reconocer su demanda interna, corrupción y complicidad.
Aceptar la Copa Mundial en estas condiciones equivale a respaldar la hipocresía.
Por qué es necesario prohibir que Arabia Saudita sea anfitriona
Otorgar a Arabia Saudita el derecho de organizar la Copa Mundial 2034 socava la integridad del fútbol. Un veto es necesario por razones como:
- Proteger la integridad del deporte.
- Enviar un mensaje claro sobre derechos humanos y responsabilidad.
- Salvaguardar a jugadores y aficionados en un entorno riesgoso.
- Evitar normalizar el sportswashing.
El fútbol merece más
La incautación de cocaína en el Líbano no debe verse como un triunfo policial, sino como la prueba de un problema más profundo: la complicidad saudí con el narcotráfico y su nefasto historial de derechos humanos.
El Mundial debe ser un símbolo de justicia, unidad y solidaridad global. Confiar la Copa a un Estado manchado por drogas, autoritarismo y sportswashing es traicionar esos principios.