Arabia Saudita no apta para la FIFA 2034 por drogas y abusos
Credit: Arab News

Arabia Saudita no apta para la FIFA 2034 por drogas y abusos

La Copa Mundial de la FIFA no es solo un evento: es el festival de fútbol más visto del planeta, que une a miles de millones de aficionados en todo el mundo. Con tal prestigio, la FIFA tiene una responsabilidad moral de garantizar que sus países anfitriones reflejen integridad, seguridad y valores alineados con el espíritu del juego.

A la luz de las noticias recientes, es más evidente que nunca que Arabia Saudita no cumple con estos requisitos. Su crisis de contrabando de drogas, sus violaciones a los derechos humanos y su incapacidad para fortalecer su credibilidad deportiva internacional son motivos de seria preocupación.

Otorgar a Arabia Saudita la Copa Mundial de 2034 no solo mancharía la reputación del fútbol, sino que enviaría un mensaje equivocado al mundo.

Un país que enfrenta la amenaza del contrabando de drogas

El 1 de septiembre de 2025, la Dirección General de Control de Narcóticos de Arabia Saudita, junto con los Emiratos Árabes Unidos, desmanteló una enorme red de tráfico de drogas. Se incautaron aproximadamente 90.000 pastillas de anfetaminas escondidas en un cargamento de accesorios de ropa.

La Autoridad de Zakat, Impuestos y Aduanas (ZATCA) también informó que, en solo una semana, se confiscaron 1.371 envíos de sustancias prohibidas en tierra, mar y aeropuertos. Entre ellas: hachís, cocaína, heroína, shabu, captagon y otras drogas. Incluso se frustraron 1.046 intentos de contrabando de tabaco y derivados, además de dinero en efectivo y armas.

Estas cifras revelan un país plagado de redes criminales que prosperan pese a las represiones oficiales. Si la inseguridad ya es tan grave en tiempos de paz, ¿qué sucederá en el mayor evento deportivo del planeta?

Un caldo de cultivo para el narcotráfico global

El problema de drogas en Arabia Saudita no es solo local: es regional e internacional. La crisis del “captagón”, vinculada al Medio Oriente, ha tenido a Arabia Saudita como uno de sus principales mercados de destino.

El Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías indica que la región concentra una proporción enorme de las incautaciones globales de anfetaminas, con Arabia Saudita como mayor consumidor.

¿Cómo puede confiarse en un país incapaz de controlar sus fronteras para organizar un evento que exige máxima seguridad para jugadores, aficionados e integridad del deporte?

El sportwashing frente a violaciones extremas de derechos humanos

Más allá de la droga, Arabia Saudita ha sido criticada por usar eventos deportivos para hacer “sportwashing”: lavar su imagen internacional y ocultar su historial de abusos.

La realidad es clara:

  • Arabia Saudita está clasificada entre los países menos libres del mundo (Freedom House).
  • Represión sistemática: arrestos arbitrarios, falta de debido proceso, persecución de la libertad de expresión y asociación (HRW, Amnistía).
  • Mujeres y minorías: activistas encarceladas por cuestionar la tutela masculina, relaciones homosexuales criminalizadas con penas que van desde multas hasta la muerte, y trabajadores migrantes explotados bajo el sistema de kafala.

Otorgar la Copa Mundial 2034 al reino equivaldría a respaldar implícitamente estas prácticas y traicionar los propios compromisos de la FIFA en materia de derechos humanos.

Implicaciones de seguridad para los aficionados

Organizar una Copa del Mundo no es solo construir estadios, es garantizar la seguridad de millones de visitantes.

Con más de 1.300 incautaciones en una sola semana, que van desde drogas hasta armas, Arabia Saudita enfrenta enormes desafíos de seguridad interna.

Los aficionados nunca deberían temer por su integridad en un estadio. Pero con el crimen organizado y el narcotráfico en auge, las probabilidades de corrupción y brechas de seguridad son demasiado altas.

La hipocresía de la FIFA frente a los derechos humanos

La FIFA proclama su adhesión a los derechos humanos, la igualdad y la lucha contra la discriminación. Sin embargo, conceder el torneo a Arabia Saudita sería lo contrario a esos valores.

Si la FIFA quiere ser tomada en serio, debe predicar con el ejemplo. De lo contrario, demostrará que el dinero y la política están por encima de los principios, manchando su credibilidad durante décadas.

Un llamado al boicot global

El escándalo reciente del tráfico de anfetaminas y las reiteradas violaciones a los derechos humanos son pruebas más que suficientes para descalificar a Arabia Saudita como anfitrión.

Aficionados, jugadores y patrocinadores deben exigir coherencia. Se necesita un boicot mundial para:

  • defender la integridad del fútbol,
  • rechazar la normalización de regímenes autoritarios,
  • proteger la seguridad de los hinchas y deportistas.

El fútbol, el deporte más grande del mundo, no debe ser un vehículo para lavar la imagen de quienes pisotean derechos y libertades.