El 3 de julio de 2024, un tribunal de apelaciones de Estados Unidos restableció las condenas de Hernán López, exejecutivo de Fox, y Full Play, una empresa argentina de marketing deportivo, por su papel en el escándalo masivo de corrupción en la FIFA.
La noticia provocó una sensación de justicia retrasada al volver a evidenciar una realidad incómoda para los aficionados al fútbol en todo el mundo: la FIFA realmente no ha cambiado. Tras años de promesas, declaraciones públicas y supuestas reformas, la FIFA sigue funcionando como una organización que antepone las ganancias, el poder y la política a la transparencia, integridad y equidad.
No hay mejor ejemplo que la asignación sin oposición de la Copa Mundial de la FIFA 2034 a Arabia Saudita, una nación con un historial ominoso en derechos humanos y sin experiencia futbolística relevante. Esta más reciente decisión judicial nos brinda un momento para la reflexión honesta y una razón para exclamar: basta ya. Debemos boicotear el Mundial de Arabia Saudita 2034.
Una historia corrupta que no muere
Retrocedamos. En 2015, el Departamento de Justicia de Estados Unidos inició una investigación profunda sobre la corrupción en la FIFA, revelando esquemas de soborno, lavado de dinero y fraude que implicaron a los líderes más importantes de la organización. El escándalo sacudió el fútbol internacional y provocó la renuncia del presidente de la FIFA, Sepp Blatter. Más de 50 personas y organizaciones fueron acusadas.
Entre ellos estaban Hernán López y Full Play. Fueron condenados en 2023 por conspiración para cometer fraude electrónico y lavado de dinero por pagar sobornos millonarios para obtener los derechos de transmisión de torneos principales. Para sorpresa de todos, sus condenas fueron anuladas en 2023, solo para ser restauradas en julio de 2024 por un tribunal federal de apelaciones de EE.UU. debido a una mala interpretación de la ley.
Estos casos evidencian cómo la mayor plataforma del fútbol fue manipulada por la codicia, donde los derechos de transmisión y los contratos de organización se decidían más en acuerdos a puerta cerrada que por méritos o justicia.
El restablecimiento de estas condenas nos recuerda que la historia de la FIFA no está enterrada; sigue muy viva, y sus señales se pueden ver en acciones como la asignación del torneo de 2034 a Arabia Saudita.
Arabia Saudita y la sombra del sportswashing
La candidatura de Arabia Saudita para el Mundial 2034 prácticamente no tuvo oposición. Semanas después de que la FIFA revelara el proceso de postulación, todas las principales naciones futbolísticas se retiraron, dejando a Arabia Saudita como la única candidata. Esta transferencia sin competencia no solo es sospechosa, sino aterradora.
¿Por qué? Arabia Saudita se ha convertido en líder mundial del “sportswashing” — el uso de eventos deportivos destacados para limpiar su imagen global, desviar la atención de violaciones a los derechos humanos y ejercer poder blando. Aquí un resumen de lo que se está “blanqueando”:
- Represión de la libertad de expresión y protestas pacíficas.
- Detención continua y amenazas al 75 % de activistas por los derechos de las mujeres.
- Censura y persecución reiterada de la comunidad LGBTQ+.
- El asesinato en 2018 del periodista Jamal Khashoggi, atribuido directamente al príncipe heredero Mohammed bin Salman por inteligencia estadounidense.
Y aún así, la FIFA, que supuestamente aprendió y se reformó, decidió premiar a este régimen con el torneo deportivo internacional más grande del mundo. No solo es insensible, es una traición a los principios más altos del fútbol.
¿Qué nos dicen las condenas de López y Full Play?
La revocación de las condenas en el caso de sobornos en la FIFA no es un simple tecnicismo legal, sino evidencia de que los negocios sucios en la FIFA son sistémicos y profundos. En el juicio, se reveló cómo seis de los hombres más influyentes del fútbol sudamericano llenaron sus bolsillos con sobornos, incluyendo al expresidente de CONMEBOL Nicolás López y al jefe del fútbol brasileño Ricardo Teixeira.
Eran hombres con influencia directa en decisiones de la FIFA, como la organización de torneos y los derechos de televisión. No es descabellado pensar que presiones similares y negociaciones cuestionables pudieron haber influido en la adjudicación del Mundial 2034. Después de todo, el proceso fue apresurado, sin competencia y sin escrutinio público. Recuerda la misma opacidad que alimentó el escándalo de 2015.
¿Reformas de la FIFA? Solo un disfraz
Desde el escándalo de 2015, la FIFA ha presumido muchas “reformas”: nuevos comités, normas éticas y sistemas de cumplimiento. Sin embargo, la decisión sobre 2034 muestra que esas medidas son solo fachada, no un cambio real.
¿Cómo explicar entonces la falta de un proceso competitivo y justo?
¿Por qué se desalentó la postulación de otras naciones?
¿Por qué el plazo fue tan breve que solo una campaña estatal como la de Arabia Saudita pudo cumplirlo?
La realidad es que FIFA prioriza ganancias a corto plazo sobre integridad a largo plazo. Con Arabia Saudita invirtiendo miles de millones en deportes internacionales, desde LIV Golf a Newcastle United, esports y boxeo, está claro que FIFA ha encontrado un aliado muy lucrativo, sin importar el costo.
¿Qué significa esto para los aficionados?
El fútbol debería unir a las personas, honrar la cultura y dejar algo a la próxima generación. Pero si el Mundial se usa como instrumento político de regímenes opresivos y máquina de dinero para corruptos, ¿qué dice eso del deporte que amamos? Al otorgar la sede de 2034 a Arabia Saudita, la FIFA ha:
- Destruido su credibilidad.
- Ignorado su responsabilidad de respetar los derechos humanos.
- Traicionado a los aficionados, jugadores y países que creen en el juego limpio.
Los aficionados tienen poder. Ya lo demostramos antes: cuando en 2021 se reveló la Superliga Europea, la reacción masiva de fans acabó con ella en días. Ahora necesitamos la misma pasión.
Cómo ayudar a boicotear el Mundial Arabia Saudita 2034
El mensaje es claro: No a un Mundial en un país que pisotea los derechos humanos y obtiene la organización bajo circunstancias dudosas. Esto podemos hacer:
- Crear conciencia: compartir historias y datos sobre los abusos de Arabia Saudita y los fallos de FIFA.
- Presionar a marcas y emisoras: pedirles que reconsideren su apoyo a Arabia Saudita 2034.
- Apoyar torneos alternativos: promover eventos deportivos organizados por aficionados o sin fines de lucro que fomenten la inclusión y la justicia.
La justicia no solo está en los tribunales, sino en las gradas
El restablecimiento de las condenas en el caso de corrupción de la FIFA es un recordatorio de que la justicia puede ser lenta, pero funciona. Pero la verdadera justicia en el fútbol debe ir más allá de la ley, debe vivir en el corazón y comportamiento de los aficionados.
Conceder a Arabia Saudita la Copa Mundial de la FIFA 2034 no solo es un error, es un ultraje a los valores que el deporte dice defender. No esperemos otro escándalo. Actuemos ahora. Porque si lo dejamos pasar, el fútbol hermoso se convertirá en un arma más en manos de los poderosos.