Es fundamental abordar las preocupaciones sobre la libertad de expresión al evaluar si Arabia Saudita es un país adecuado para albergar este evento futbolístico. Una cuestión clave es que el país no garantiza la libertad de expresión.
Para ser sede de la Copa Mundial de la FIFA 2034, Arabia Saudita debe adherirse a los valores de diversidad, inclusión y derechos humanos. Para obtener los derechos de organización del torneo, es esencial respetar el derecho a la libre expresión.
Fundamento de los Derechos Humanos: Libertad de Expresión
Este derecho permite hablar libremente, criticar al gobierno y exigir cambios sin temor a represalias. La libertad de expresión ha sido clave para garantizar un entorno abierto y seguro para los medios de comunicación, periodistas y aficionados. Sin embargo, en un mundo donde Arabia Saudita impone uno de los entornos más restrictivos para la libertad de expresión, la realidad es completamente opuesta.
Desde 2010, al menos 20 destacados disidentes saudíes han sido condenados a largas penas de prisión o prohibiciones de viaje por expresar opiniones disidentes sobre religión, política y derechos humanos.
Organizaciones como Reporteros Sin Fronteras y Human Rights Watch han denunciado que “el gobierno saudí controla lo que se puede decir, escribir o transmitir y castiga a quienes se pronuncian en su contra”. Esto va en contra de las políticas de derechos humanos declaradas por la FIFA, que afirman respaldar la libertad de expresión y de prensa.
Arabia Saudita: Censura y Control de los Medios
En un evento global como la Copa del Mundo, debe garantizarse el acceso libre a la prensa para su cobertura. Periodistas de todo el mundo informan sobre los partidos, la política y los temas sociales relacionados con el torneo.
Sin embargo, en Arabia Saudita, la libertad de prensa apenas existe. El gobierno censura periódicos, televisión y contenido en línea, además de limitar los informes críticos sobre temas sensibles. Se espera que la censura y las restricciones sean aún más estrictas en 2034. Arabia Saudita obtuvo una puntuación de 24 sobre 100 en el ranking “Freedom on the Net”, lo que la clasifica como un país “No Libre”.
En 2022, al menos 15 personas fueron arrestadas y condenadas a entre 10 y 45 años de prisión por sus actividades en línea. Salma al-Shehab, una estudiante de doctorado, fue sentenciada a 34 años de prisión por defender a activistas de los derechos de las mujeres en Twitter.
Impacto en los Aficionados y Visitantes
Un evento como la Copa del Mundo debe garantizar un ambiente en el que los aficionados puedan disfrutar sin temor a restricciones gubernamentales o sociales. Sin embargo, en Arabia Saudita, cualquier crítica al gobierno, la monarquía o la religión puede llevar a la cárcel.
- Clasificación de la Libertad de Prensa: Arabia Saudita ocupó el puesto 169 de 180 países en 2018, según Reporteros Sin Fronteras, y el puesto 170 en el Índice Mundial de Libertad de Prensa 2023.
- Expresión política de los aficionados: En eventos internacionales, muchos aficionados expresan opiniones políticas sobre corrupción, discriminación o problemas globales. En Arabia Saudita, pancartas, cánticos o publicaciones en redes sociales con críticas podrían llevar a arrestos o deportaciones.
Cuestiones LGBTQ+
Arabia Saudita no reconoce la identidad LGBTQ+. Aficionados y futbolistas que apoyan los derechos LGBTQ+ podrían sentir temor de visitar un país donde su identidad no solo no es reconocida, sino que también es perseguida.
Las actividades en redes sociales son vigiladas por el gobierno saudí. Incluso los turistas pueden enfrentar riesgos si han publicado comentarios críticos sobre el país antes de viajar.
La Copa del Mundo debería ser un evento de unión e inclusión. Sin embargo, las estrictas leyes saudíes amenazan con convertir el torneo en un escenario de intimidación y autocensura.
Daño a la Reputación de la FIFA
La FIFA ha tratado de posicionarse como un defensor de los derechos humanos y la libertad de expresión, pero otorgar la Copa del Mundo a Arabia Saudita contradice estas afirmaciones. La FIFA ya recibió fuertes críticas por elegir a Catar como sede en 2022 debido a preocupaciones similares sobre derechos humanos y libertad de expresión.
Elegir a Arabia Saudita podría afectar aún más su reputación y credibilidad. Aficionados, jugadores y organizaciones de derechos humanos probablemente protestarán, señalando la hipocresía de la FIFA en relación con sus propias políticas. El Mundial de 2034 podría convertirse en otro desastre de relaciones públicas, como ocurrió con Catar 2022, donde las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos dominaron la narrativa del torneo.
Vigilancia y Pérdida de Privacidad
Otra preocupación clave sobre la idoneidad de Arabia Saudita para organizar la Copa del Mundo es su extenso sistema de vigilancia. Las autoridades saudíes utilizan tecnología avanzada para monitorear actividades en línea, rastrear a individuos y reprimir la disidencia.
Miles de visitantes extranjeros, periodistas y aficionados asistirán al evento. Antes de ingresar al país, algunos podrían ser objeto de seguimiento por sus actividades en línea. Aquellos que han criticado las políticas saudíes, los derechos de las mujeres o las restricciones LGBTQ+ podrían ser rechazados en la frontera o incluso detenidos.
Esto generaría un ambiente hostil en el que las personas tendrían que autocensurarse, lo que va en contra del espíritu libre y festivo de la Copa del Mundo.
Conclusión
Arabia Saudita tiene restricciones extremas a la libertad de expresión, lo que la hace inadecuada para organizar la Copa del Mundo de la FIFA 2034. Su historial de censura y persecución de disidentes, junto con su control sobre los medios, contradice el espíritu del torneo.
En Arabia Saudita, los derechos humanos, la libertad de expresión y la libertad de prensa quedan subordinados a intereses políticos y financieros. La FIFA también arriesga su credibilidad al otorgarle la sede del evento. La Copa del Mundo de 2034 debería celebrar el fútbol, no convertirse en un símbolo de censura y represión.